Cooperación y sostenibilidad en un mismo proyecto. El Ayuntamiento de Berango, dentro del convenio de colaboración que mantiene con la ONG Hahatay-Aminata, subvencionará con 10.000 euros un proyecto para la instalación de energía fotovoltaica que facilitará el suministro de una planta de reciclaje de residuos plásticos en Senegal.

Hahatay-Aminata es una asociación sin ánimo de lucro dedicada a fines educativos y culturales con sede en Berango que trabaja en la cooperación para el desarrollo de Senegal. Está constituida por familiares, amigos y amigas de la cooperante Nerea Pérez-Arróspide quien, tras tres años contribuyendo en proyectos para el desarrollo del país africano, falleció en septiembre del 2015 en un accidente de tráfico.

Precisamente, dentro del trabajo de la asociación que puso en marcha el centro cultural de Gandiol, en su ámbito relacionado con el medio ambiente, surge la empresa social Defaratt, cuyo objetivo es convertirse “en una opción de empleo de calidad tras la puesta en marcha de un sistema de gestión y transformación de residuos plásticos sostenible”, señalan desde la asociación.

Actualmente cuentan con una plantilla de tres personas, pero prevén “aumentar el número” e “involucrar a la población de forma indirecta en el proceso gestión y reciclaje de los residuos plástico” en Gandiol. Para ello, disponen de equipos de producción como dos trituradoras, una extrusora, una inyectora y una compresora.

En este momento, la producción media de plástico triturado listo para la venta a pleno rendimiento es de “alrededor 120 kilos por semana”, apuntan. “Debido a la creciente competencia en todo Senegal, y para poder competir en el mercado y ser una opción viable para los compradores tanto de materia prima triturada como de objetos terminados, es necesario reducir los gastos energéticos y de esta forma ofrecer unos productos más competitivos”, argumentan desde Hahatay-Aminata.

En cuanto a la elección de la energía fotovoltaica, aseguran que se debe a “diversos factores” como el precio de los paneles solares, “la forma más barata de crear electricidad con una vida útil de aproximadamente treinta años”. Otro aspecto muy importante son las condiciones climáticas de Gandiol, “donde se disfruta de más de 3.000 horas de sol al año”, es decir, “8,2 horas al día”. “Esta ventajosa situación hace que con una modesta instalación reducida se pueda satisfacer la demanda que la fábrica requiere”, sostienen. Además, la necesidad de buscar “la sostenibilidad a largo plazo” del proyecto exige “una inversión de este tipo que evite unos altos costes de funcionamiento en electricidad que se extenderían a lo largo de los años ya que la fábrica está convirtiéndose en un espacio de producción casi industrial”, concluyen desde la asociación.