OS artistas suelen estar acostumbrados a pasar tiempo solos, a compartir el reloj únicamente con sus pinceles, con sus cámaras, con sus ordenadores, con sus pasos de baile€ Quizá por eso, este confinamiento, de puertas adentro, no es tan difícil de llevar para muchos de ellos. Pablo Astrain, pintor, y Regina Zabala, ilustradora, admiten, en efecto, que la cuarentena no está castigando su día a día. Los dos artistas residentes en Getxo están "aprovechando el tiempo" para dejar volar, desde cuatro paredes, su imaginación. Para crear más, para expresarse más, para transmitir más. "Le hemos dado la vuelta a la tortilla", apunta Pablo.

Ambos hablarán sobre ello y sobre su trayectoria en la iniciativa Mi vecino es artista que ha organizado el Aula de Cultura de Getxo, como una de las piezas alternativas a la feria Getxoarte. El objetivo es apoyar la producción local y fomentar el encuentro entre público y creadores. Así, a lo largo de este mes, ocho artistas que viven en el municipio realizarán vídeos de 10-15 minutos de duración en los que mostrarán sus trabajos y también trasladarán experiencias personales y vivencias, junto con actividades y sugerencias de libros, músicas o trabajos de otras personas. Además de Pablo y Regina están implicados en este proyecto Helena Goñi, Eztizen La Cruz, Pablo Zabala, Izaro Ieregi, Maitane Sarralde y Natalia García Muro, que se mueven en disciplinas como pintura, fotografía, ilustración, danza, escultura y performance, entre otras. "En definitiva, se trata de fomentar el diálogo entre creadores y público en un momento en el que la situación sanitaria impide a los primeros acercar sus trabajos a salas de exposiciones o galerías pero que, a la vez, puede contribuir a potenciar el trabajo creativo", señalan desde el Aula de Cultura getxotarra. "Si algo ha demostrado nuestro sector es que sabe sacarse las castañas del fuego", reflexiona Pablo, defensor de una "evolución" en el mundo cultural, de "buscar nuevas salidas". Para él, esta manera de presentarse y hablar a la gente mediante una grabación es "más personal" y aunque "nada es comparable" al día de la inauguración de una exposición, tiene su parte positiva. "Antes de que todo esto sucediera sería impensable algo así, pero yo estoy notando más cercanía", comenta este donostiarra que creció en Getxo.

Regina, durante el estado de alarma, se ha abrazado al tiempo. "He aprovechado para acabar trabajos pendientes y para sacar proyectos nuevos", indica esta ilustradora. "No me planteé ninguna rutina ni horarios, pensé en dibujar cuando me apeteciera y al final está siendo todos los días", añade. Además, Regina animó a su cuadrilla a pintar, les lanzó ese reto y obtuvo "interesantes resultados", según confiesa. "La gente suele decir que no sabe dibujar, pero es algo que todos hemos hecho de niños, así que en este confinamiento que todo el mundo se ha dedicado a hacer cosas a las que no dedica tiempo normalmente, como cocinar, les lancé el reto de dibujar a mis amigos", explica esta getxotarra. "Me ha parecido una bonita experiencia", sonríe.

Pablo también ha estado centrado en el papel en blanco. "Por suerte, tenía apalabrada una exposición para mediados de mayo, yo no sabía si se iba a cancelar o no, así que tenía que trabajar duro por si se celebraba", desvela. Aún no sabe cómo será exactamente esa muestra, pero él está listo tras una férrea cuarentena en la que sí ha echado en falta "no tener ninguna vía de escape", tal y como señala. "Tengo el privilegio de que mi estudio está cerca de la playa de Arrigunaga y desde crío he ido allí a despejarme. Mirar esas vistas es un momento de meditación", destaca. Pero así es el arte en tiempos del coronavirus.

Los dos artistas participan, junto a otros seis, en una iniciativa del Aula de Cultura de Getxo para acercar el sector al público por Internet