EN los garajes y lonjas de no pocos aficionados al motor sobreviven auténticas joyas de las dos ruedas. Talamillo, quien estuviera al frente del taller de motos del mismo nombre en Algorta -ahora se encargan del negocio sus hijos-, tendrá “entre 40 y 50 ciclomotores” antiguos. Cinco de ellos lucían ayer en todo su esplendor en Plentzia, en la exposición dedicada a estos vehículos que organizó la asociación Plentziaclassics.

Pero este no fue el único evento que impregnó de actividad la villa, que parecía haber prolongado las fiestas de San Antolín, ya que si por tierra eran los ciclomotores los protagonistas, por el mar, o más bien, por la ría, lo eran las tablas de paddle surf, debido a la travesía solidaria de Goazen Up. Decenas de deportistas se echaron al agua y en la plaza de la Iglesia, 45 ciclomotores posaron para los muchos curiosos que pasaron por allí, donde se encontraba un Motogac Cady-Tri de 1997 fabricado en Abadiño. O sea, que tenía tres ruedas y una cesta atrás para llevar cosas. Era uno de los tesoros de Talamillo. “Lo tengo desde hace quince años”, indicó este hombre que empezó a despertar su interés por las motos clásicas “hace unos 50 años”.

Otro de los que llamaba la atención era un ciclomotor Sach de 1937 con tres ruedas y una parte delantera en la que podían montar dos personas? También fue curioso ver dos Mobylette de 1955: uno restaurado y otro sin arreglar, completamente oxidado? “También hay, por ejemplo, un Honda con el motor en la rueda y unos triciclos de los años 30?”, apuntó el presidente de Plentziaclassics, Iñigo Ezquerra, quien recordó que la cita de ayer es el monográfico que el colectivo organiza anualmente. Además, el sábado seis ciclomotores dieron una vuelta por Bizkaia. “Todos hicieron 180 kilómetros”, desveló.