Las denominadas marchanteras, que se instalaban diariamente en el pórtico de Santa María para vender golosinas, han sido durante muchos años una referencia emblemática de Durango. Especialmente Boni Macarrón, que estuvo durante más de seis décadas acudiendo a diario, acompañada casi siempre por su hijo Ramón. En la actualidad, el recuerdo de las marchanteras continúa presente en la memoria de numerosos durangarras. Por este motivo, el Ayuntamiento trabaja desde hace meses en un homenaje que consistirá en instalar una imagen realista de Boni Macarrón, la última marchantera, que podrá verse en el pórtico de Santa María, donde ella trabajaba. “Las marchanteras han sido y serán un símbolo para muchas y muchos durangueses. Forman parte de la memoria colectiva de nuestro pueblo. Por eso, considerábamos muy importante que se pusiera en valor su figura”, explicaron fuentes municipales. Fue a raíz de una moción presentada por EH Bildu en 2017 cuando se comenzó a trabajar en este reconocimiento.