tRAS cinco años en la villa reconoce sentirse durangarra aunque “con el corazón partido”. El colombiano Nicolás Aretxaederra acaba de cumplir su sueño de poder publicar Libro Bot gracias además a la editorial puesta en marcha por él mismo: Editorial Cohete. “Mi mujer siempre me ha animado todo este tiempo; en estas cosas hay que dar el salto al vacío sin pensarlo mucho porque sino empiezas a sacarle demasiadas pegas”, explica satisfecho con el logro obtenido añadiendo que “si esperas a que algo que quieres hacer esté perfecto, no lo haces nunca en tu vida”.

Apasionado de la ilustración y el diseño, “siempre he tenido vena artística”, reconoce con naturalidad. Muestra de ello, ya desde niño, Nicolás mostró especial interés por contar y fantasear con historias que plasmaba ayudándose de papel y pinturas. En este sentido, pasaba muchas horas delante de los folios, grapándolos y dibujando sus propios relatos. Además, el hecho de que sus padres “estuvieran encantados con lo que hacía” le permitió seguir alimentando sus sueños.

Licenciado en Bellas Artes, en la universidad se interesó especialmente por la ilustración infantil. Con la crisis de por medio, sus expectativas de emprender se estancaron pero pudieron más sus ganas y pretensiones. Así, gracias a los cursos impartidos por la Diputación Foral de Bizkaia, en 2016 comenzó a crear su propia editorial, camino que supuso un largo proceso de trámites para poder legalizarlo. “Tengo que reconocer que no ha sido tarea fácil crear la editorial pero en estos casos siempre es más reconfortante cuando consigues alcanzar tus objetivos”, asegura orgulloso.

En lo que a la publicación que ha visto la luz recientemente, Nicolás ha empleado cerca de una década para ponerla en el mercado ya que “ha sido una idea que he ido madurando poco a poco y el cariño y la dedicación han sido grandes protagonistas del proceso”, apunta. Recomendado especialmente para niños con edades comprendidas entre los 5 y 8 años, Libro Bot, la historia, escrita e ilustrada por él mismo, gira alrededor de un niño que encuentra un robot, en un mundo de robots. “Durante todo este tiempo mi crítico más grande ha sido mi hijo Julen, que pronto cumplirá cinco años”, cuenta con cariño el padre también de una niña de dos años.

Entre las anécdotas más divertidas vividas con su hijo mayor, que se ha implicado en la creación del libro, recuerda entre risas como “en las páginas hay un robot que vive en la estación espacial y a Julen no le pareció bien que esté sin calcetines porque allí dice que hace mucho frío”.

A la venta desde hace unas semanas y muy feliz porque “ha tenido una repercusión mayor de lo que pensaba”, se han editado un total de 500 ejemplares de Libro Bot, que en futuro próximo también contará con versión en euskera. Los interesados en adquirir alguno de los ejemplares podrán hacerlo por 14,95 euros en las librerías Arteka de Durango y Sopa de Sapo en Bilbao (calle Arechavaleta).

A partir de ahora, Nicolás tiene la intención de involucrar a más gente de la zona e ir abriéndose un poco al resto de Euskadi con el propósito de contar con personas interesadas en formar parte de su ambicioso proyecto y poder editar así futuras publicaciones. “En Durangaldea hay numerosos ilustradores y autores de nivel; me gustaría poder crear un tejido donde haya un trabajo de carácter más colectivo para todos”, adelanta ambicioso.

Satisfecho porque “siempre he querido publicar un libro y finalmente lo he podido conseguir”, este colombiano durangarra, esconde una bonita historia. Su abuelo (de Gordexola) emigró a Venezuela y, posteriormente, a Colombia para trabajar; allí nació él y con 27 años decidió marcharse a Madrid con el propósito fundamental de seguir estudiando. Fue en la capital madrileña donde conoció a su pareja actual, Laura, con la que comenzó una relación y se vinieron a vivir a Euskadi, primero a Donostia y desde hace cinco años residen en la villa.

Ilusión Nicolás Aretxaederra se muestra optimista e ilusionado con su recién estrenado proyecto. Con la idea de sacar este año una nueva publicación en ambas lenguas, el nombre que eligió para la editorial deja bien claro las pretensiones del emprendedor colombiano. “Cohete porque esperamos ir para arriba como un cohete; hay que ser positivos y seguir trabajando con la misma ilusión y dedicación de siempre”, concluye esperanzado.