Nada tienen que ver con las tradicionales visitas turísticas en las que se refieren hechos pasados. En estas se viaja al futuro. A un Bilbao idílico en el año 2050 en el que sus habitantes sacan pecho de una ría viva y de una zona verde en pleno corazón del botxo en el lugar que hoy ocupa la playa de vías que rompe la unidad de la ciudad.

Un nuevo rascacielos se asoma también a la fotografía de postal de la villa; y cabinas de teleférico que unen Miribilla con el centro; y drones a media altura; y robots jardineros en huertos colgantes en las inmediaciones del Teatro Arriaga y microrrobots polinizadores,…

Porque Bilbao es -o será- dentro de treinta años la metrópolis idílica, la soñada por sus habitantes y por sus dirigentes actuales. Una ciudad cosmopolita de verdad, de los pies a la cabeza. O no. Porque nada está escrito; solo imaginado y proyectado sobre dispositivos móviles gracias a la tecnología de la realidad aumentada. Este es el secreto de Billenium, una experiencia inmersiva de la que se podrá disfrutar hasta el domingo en 15 pases en grupos reducidos de 12 personas.

“Habrá escenarios utópicos y distópicos, más propios ahora de la ciencia ficción, y otros inesperados”, apuntaban desde la organización de esta cita enmarcada en el Festival de Artes Escénicas BBK OFF.

De hecho, la primera parada de este paseo frente a la estación de La Concordia traslada esa bucólica recreación urbanística y arquitectónica a las pantallas, pero unos cientos de metros más arriba, a la altura de San Francisco, el escenario proyectado cambia por completo. Corre el año 2100 y la crisis climática ha devastado la ciudad. Eso, y la pérdida de valores entre la población que en ese futuro distópico vive enfrentada y separada por una ría emponzoñada.

Las barreras contra inundaciones no han servido para nada. Pero eso es lo de menos cuando la violencia retumba entre los pasadizos de las favelas bilbainas. Eso sí, en esa visión apocalíptica de Bilbao en el año 2100, hay una zona del botxo que conserva y hace gala de su pasado histórico: La Palanca, donde los salones de masaje con personas de carne y hueso se hacen de oro ante los burdeles de robots de New Amsterdam…

Casi nada. En las distintas etapas de esta particular visita guiada se intercalarán narraciones acompañadas de su correspondiente paisaje sonoro, así como la aparición en tiempo real y gracias a la tecnología de la realidad aumentada, de una arquitectura futurista dibujada sobre los edificios actuales.

La última parada de esta gira es en el puente Cantalojas, lugar y momento en el que los guías preguntarán a los asistentes cuál de esas proyecciones prefieren al tiempo que les animarán a dibujar en su mente su Bilbao soñado.

“Ahora te toca a ti imaginar qué habrá aquí o qué te gustaría ver aquí. Vamos a colaborar e intentar construir un mundo juntos”, trasladan los promotores de esta iniciativa que funde la tecnología con las artes escénicas y el urbanismo, y de paso invita a reflexionar sobre el futuro no tan lejano. Esas ideas, por muy disparatadas que parezcan, serán incorporadas de inmediato a esa realidad aumentada gracias al trabajo en remoto de un experto. Acción, reacción.

Viajes en el tiempo

Se podrán vivir a las 11.00, 13.00, 17.00 y 19.00 horas en cuatro pases diarios hasta el domingo. Habrá citas tanto en inglés (la mayoría) como en euskera (día 8 a las 17.00), en castellano (día 9 a las 17.00) y con traducción a lengua de signos (día 10 a las 11.00), aunque para algunas las plazas ya están agotadas. Las entradas (10 euros + gastos) en la web de la sala BBK y en taquilla.