A comienzos de octubre, a la hija de M. G. le robaron la cartera cuando salía de comer con unas amigas en la zona de Abando de Bilbao. A los pocos minutos las tarjetas bancarias que había en su billetero fueron utilizadas en las máquinas del metro para hacer recargas de Barik. "Cuando presentamos la denuncia en la comisaría de la Er-tzaintza nos dijeron que ese uso de tarjetas robadas era muy frecuente y que se podría evitar si las expendedoras de billetes del metro exigieran teclear el PIN cuando se utiliza una tarjeta", cuenta M. G.

Añade M. G. que algunos de los ertzainas que les atendieron cuando acompañó a su hija a comisaría a presentar la denuncia les dijeron que ya habían trasladado a los responsables de Metro Bilbao la conveniencia de aumentar las medidas de seguridad en el uso de tarjetas bancarias, con el fin de evitar su uso fraudulento. Desde Metro Bilbao, sin embargo, no confirmaron que esas propuestas para garantizar la utilización de las tarjetas únicamente por sus titulares les hubieran llegado, negaron el conocimiento de casos similares y enmarcaron ese tema dentro de "la relación fluida y constante" que en materia de seguridad mantienen con la Ertzaintza y otros cuerpos policiales. Respecto a la posibilidad de modificar la operativa de las máquinas expendedoras de billetes para que en las recargas y compras con tarjeta se exija teclear la clave bancaria, las fuentes de Metro Bilbao se remiten a los trabajos que lleva a cabo el Consorcio de Transportes de Bizkaia. "Cuando ese proyecto en el que trabaja el Consorcio de Transportes esté acabado, nosotros lo aplicaremos", señaló una portavoz de Metro Bilbao.

"En comisaría nos dijeron que estaban hartos de ver casos como el que le había pasado a mi hija. Según creen los ertzainas, una vez recargadas las tarjetas Barik con 45 euros, que es el máximo permitido, a través de las tarjetas bancarias robadas, los ladrones venden esas Barik con saldo a cualquiera que no tenga escrúpulos", explica la madre de la joven cuyas tarjetas fueron usadas a pesar de que las canceló en cuanto se dio cuenta de que tenía el bolso abierto y su cartera había desaparecido.

Más de 300 casos

"La Ertzaintza tiene conocimiento a través de denuncias de los casos de uso fraudulento de tarjetas bancarias, procedentes de robos y hurtos principalmente, para la recarga de la tarjeta Barik en el metro de Bilbao. En concreto hubo 230 denuncias de este tipo durante 2019 y 75 hasta el 1 de octubre de 2020", señaló a DEIA un portavoz de la Ertzaintza, quien añadió que no tienen constancia de la existencia de un "mercado negro" de Barik recargadas fraudulentamente y que todas las denuncias en este sentido son investigadas.

A M. G. le consta que las denuncias son investigadas y que la existencia de cámaras de vigilancia en las estaciones de metro facilita las pesquisas para tratar de identificar a las personas que utilizan las tarjetas robadas para las operaciones de recarga. "La Ertzaintza mira las cámaras porque sabe a qué hora y dónde se utilizaron las tarjetas denunciadas como robadas, pero como los ladrones también saben que hay cámaras se tapan la cara con gorras y bufandas, ahora también con la mascarilla, y no es posible identificarles. En comisaría nos explicaron que también se puede rastrear dónde y cuándo se usan las Barik recargadas y que alguna vez ya lo han hecho, pero que a menudo solo consiguen localizar e identificar a la persona que, sabiendo o no lo que había detrás, compró una Barik con saldo a un precio menor".

En opinión de M. G., la petición para que Metro Bilbao y otros medios públicos que tienen máquinas para la venta de billetes y recarga de títulos de transporte modifiquen la operativa de sus expendedoras y requieran que el usuario de tarjeta teclee la clave no la están realizando únicamente quienes han sufrido un uso fraudulento, sino también otras personas que priman la seguridad por encima de la comodidad. Asegura que conoce a personas que se han dirigido a las oficinas que hay en algunas estaciones para denunciar este "fallo de seguridad" que, dice, facilita lo que le sucedió a su hija. Esta bilbaina, sorprendida por la facilidad con la que las tarjetas de crédito y débito sustraídas pueden ser utilizadas en medios públicos, señala que a las entidades financieras y a las compañías aseguradoras de medios de pago también les debería interesar la implementación de medidas de seguridad "tan sencillas como la exigencia del número PIN, porque se ahorrarían muchas devoluciones de dinero".