Bilbao - Con granja de caracoles y huerta de productos ecológicos en Erandio esta licenciada en Bellas Artes que ronda la cuarentena, es ejemplo de cómo el campo también puede atraer a gente joven, madre y entusiasmada con su labor.

¡Enhorabuena!

-Eskerrik asko. No me lo esperaba, me ha pillado de sorpresa.

Y ¿por qué se lo han otorgado?

-Supongo que por ser mujer y productora. Por valorar nuestro labor, que además somos madres, y trabajamos en el sector agrario.

Hoy en día no es una combinación nada habitual.

-Es cierto. Mi amuma era baserritarra e iba por las ferias con mi aitite también. Y en su época sí que era más habitual, pero saltó una generación y conmigo vuelve ahora la tercera, que ha vuelto al campo.

Pero la gente joven como usted se va a la ciudad a buscarse la vida.

-Son cosas del destino. Me quedé sin trabajo hace siete años al cerrar el comercio donde estaba y me encontré siendo madre de trillizos, entonces de 2 años, y sin empleo.

¿Y que pasó?

-Me planteé que necesitaba un trabajo que permitiera compaginarlo con el horario de la escuela de mis niños. Nosotros somos de Zamudio, pero ama tenía un terreno en Martiartu, en la zona del Goiherri de Erandio, y siempre me había gustado mucho la cercanía del campo, así que me lancé al proyecto de abrir un granja de caracoles.

BBK es la primera vez que otorga este galardón. Es una pionera.

-Me siento superorgullosa de que me hayan dado el premio, pero por otro lado me da pena que haya tantas mujeres, que se esfuerzan tanto y a las que no se reconoce. Espero que cada año se le dé a una el premio y nos veamos representadas.

También a las 'casheras' más veteranas. Hay varias en la feria.

-Es verdad, lo normal es ver en los puestos de venta a gente entrada en edad, y se lo merece mucho.

Y ¿cómo ven sus hijos eso de tener una madre experta en caracoles?

-Los peques cumplen 9 años el 1 de enero y con esa edad criarlos es ya más llevadero. Además ellos también ayudan y colaboran.

¿Su proyecto de vida futuro está atado al primer sector?

-Una vez que empiezas a trabajar en el campo, por duro que sea, te ves más identificada con la naturaleza y con los animales que con la civilización.

¿De veras?

-Es mi caso. Mi trabajo me da mucha tranquilidad. Aunque trabaje de lunes a domingo, voy muy contenta. Y luego que se vea reflejada tu labor con este tipo de premios... ¡Qué más puedes pedir!

¿Es habitual de las ferias?

-Voy de octubre a diciembre a las habituales y por supuesto a Gernika y aquí, a Santo Tomás. Son las relacionadas con mis productos de invierno, que es cuando más se venden los caracoles.

¿Qué tal las ventas?

-Muy bien. Aquí vengo solo con los caracoles y es la quinta edición a la que asisto. La gente te va conociendo y repite en su compra e incluso también trae a amigos.