Con una gran sonrisa y palabras de agradecimiento recibió ayer martes Fernanda Eguskiza Beobide la visita en su casa del alcalde de Zeberio, Karlos Idirin, y la concejala de Bienestar Social, Edurne Intxaurraga. Hasta la vivienda familiar del barrio de Sestalbo acudieron, pasadas las 12.30 horas, con un colorido ramo de flores y una placa conmemorativa para felicitar a su convecina, en nombre de todo el Consistorio y del pueblo al que representan, por su 100 cumpleaños. "Los hizo el lunes, 1 de noviembre, pero como es festivo, venimos un día después", precisó el primer edil.

Sentada en una butaca de la sala, Fernanda mostró su faceta más cariñosa y colmó de besos y abrazos a sus invitados. "¡Muchas gracias, muchas gracias!", exclamó emocionada y un tanto nerviosa por los regalos recibidos y tras una jornada, la del lunes, de merecida celebración con su familia. "Adornamos la valla exterior con globos y nos reunimos a comer en la cuadra de abajo para que ella pudiera estar tranquila en casa", explicaron sus hijas, Mari Carmen y Esther. "Lo pasé muy bien, fue un día bonito, pero demasiada gente", añadió ella. Y es que, a pesar de su edad y de su imagen de fragilidad, "siempre ha tenido y aún tiene mucho carácter, quiere seguir mandando y tener el control de todo, así que en días especiales y con rutinas diferentes, acaba cansada y nerviosa", apuntó Mari Carmen.

Inquieta y trabajadora

Fernanda nació un 1 de noviembre de 1921 y siempre ha vivido en Zeberio. Primero residió en el barrio de Olatxu y después en Zabale y de esa etapa de su infancia y juventud, los peores recuerdos corresponden con la época de la contienda civil. "Yo tenía 14 o 15 años. Cuando empezaron los bombardeos, la familia decidió que nos fuéramos todos a Alonsotegi, donde había refugios. Nosotros estuvimos en la ermita de San Martín y desde ahí veíamos aviones sobrevolando el cielo". La anécdota más divertida de ese episodio corresponde con el momento en el que, tiempo después, la familia pudo regresar a casa. "Habíamos dejado un jamón sobre una artesa y, al volver, estaba en el mismo sitio. ¡Nadie se lo había llevado!".

El 3 de mayo de 1946, Fernanda se casó con Juan José Larisgoitia. Tenía 25 años y se trasladó a vivir con su marido al barrio de Sestalbo donde la familia creció con el nacimiento de sus dos hijas. "Para mí, fue siempre un buen hombre". Mientras él trabajaba en Talleres Miraballes, ella se dedicó en cuerpo y alma al cuidado de las pequeñas y al trabajo en el baserri. "Han tenido animales, pero sobre todo se ha dedicado a la labranza. Ha sido siempre una buena hortelana", destacaron sus hijas. Y así ha sido hasta hace relativamente poco tiempo, ya que Fernanda siguió atendiendo y cuidando la huerta pasados los 80 años de edad e incluso yendo, con su hermana y cuñado, a La Rioja "a hacer recados como comprar chorizos o trigo para las gallinas". En uno de sus últimos viajes "trajimos unas pollas que, durante el viaje de vuelta, pusieron huevos en el coche", rememoró la centenaria.

Fernanda continua viviendo en Sestalbo, al cuidado de una interina "que me trata muy bien" y recibiendo, cada día, la visita de alguna de sus hijas que viven en la cercana villa de Ugao-Miraballes. Tiene, además, 6 nietos y 7 biznietos, y se entretiene viendo la televisión, sobre todo las noticias y algunos concursos. Y su salud es bastante buena, aunque sufre arritmias y algunos problemas de huesos.

"Nuestra madre se ha dedicado a la labranza hasta pasados los 80 años y tiene mucho carácter"

Hijas de Fernanda Eguskiza

"Lo pasé muy bien en mi cumpleaños. Fue un día muy bonito, pero hubo mucha gente reunida en casa"

Centenaria de Zeberio