En las faldas del monte Gorbeia, a 1.119 metros altitud, se celebra cada 31 de julio, festividad de San Ignacio, la santa misa a más altura de Bizkaia. Tiene como escenario la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Nieves y este año, con las pertinentes medidas de seguridad y recomendaciones debido a la evolución del covid-19, volverá a celebrarse el tradicional oficio religioso a las doce del mediodía. Al igual que en anteriores ediciones, durante la ceremonia al aire libre o misa de campaña “se entonará el himno a la Virgen, Andra Maria Igiñakoa, que ya lo están repasando los vecinos de Zeanuri para la ocasión, y también se recordará a los mendizales muertos a lo largo de este año y a los pastores difuntos”, avanza Jose Mari Kortazar, párroco de Arratia.

Eso sí, debido a la actual coyuntura sanitaria, no se fletará el habitual servicio especial de autobuses que sirve de lanzadera desde la localidad de Areatza hasta el área recreativa de Pagomakurre, donde se inicia la ascensión a pie a diferentes puntos de Gorbeia. Y tras la finalización de la eucarística con la entonación la Marcha de San Ignacio, himno al santo patrón, el Ayuntamiento de Zeanuri tampoco ofrecerá el típico barrauskari, a base de vino blanco y galletas, “con motivo de respetar escrupulosamente las medidas sanitarias”. Aún así, será una bonita jornada que contará con la aportación musical de los txistularis de Zeanuri y de Orozko “que alegrarán el ambiente a las personas que se acerquen ese día a estas paradisíacas campas”.

De gran devoción

La ermita de Nuestra Señora de las Nieves o Elurretako Ama “es una pequeña edificación en cemento, a modo de bóveda de cañón, empotrada en una ladera rocosa”, explica Kortazar. Mide 3 por 2,25 metros y está cerrada por una pequeña verja de hierro en la que se enmarca la puerta. Se trata de un pequeño espacio que junto con el entorno del Gorbeia y al estar ubicada dentro de la ladera, en la roca, la hace única, entrañable y muy querida por fieles y mendizales. “Habrá misas con más fe o devoción, con más o menos acompañamiento musical, pero en altura ninguna misa de Bizkaia ganará a la que se celebra junto a la pequeña ermita”, asegura Kortazar con orgullo.

Es una cita casi obligada, desde hace décadas, para cientos de mendizales, y por ello, al ser tan pequeña de capacidad, apenas, para dos personas dentro, “Don Benito de Atucha, nos recuerda Gurutzi Arregi en su magna obra, el 23 de mayo de 1930 pidió licencia para construir una nueva ermita, con más capacidad para excursionistas y sencillos moradores de aquellas estribaciones”, rememora Kortazar. Incluso se conservan los planos en el Instituto Labayru, “además del permiso y datos del comité de propaganda para recaudar fondos, pero se desistió del empeño” de construir otra ermita.

Sobre su existencia, y tal y como detalla también Gurutzi Arregi en su obra Ermitas de Bizkaia, Eulogio de Gorostiaga -cura de Villaro, natural de Zeanuri- escribió en 1924 que la ermita Nuestra Señora de la Blanca en Igiñao “es reciente, y su dedicación se hizo en memoria de otra que hubo en Arraba en tiempos en los que funcionó el sanatorio de esta campa”. Sobre esta referencia, Jose Mari Kortazar precisa que “se refiere a la capilla, no considerada ermita propiamente en Zeanuri, construida a finales del siglo XIX y abandonada en la primera década del siglo pasado”. En cuanto a los oficios religiosos, el párroco precisa que “hasta tiempos recientes se celebraba misa todos los domingos y fiestas de precepto en la época de verano, ahora sólo en San Ignacio”.