ZEBERIO. Su primer contacto con esta disciplina deportiva fue a los 6 años, en el club Garriko de Arrigorriaga, debido a que “a mis padres les llamaba la atención la filosofía de las artes marciales y además varios niños del pueblo habían empezado a practicarlo”. Hasta entonces, Andoni había realizado algún cursillo de natación y jugado al fútbol en el patio del colegio con compañeros y amigos. De esa época recuerda con sinceridad que “al principio no me atrajo nada el taekwondo, es más, lo pasaba bastante mal a la hora de ir a entrenar, pero el hecho de ser una persona que no le gusta abandonar tan rápido las cosas me impulso a seguir”. Y fue cuando, con aproximadamente 10 años, se cambió al club The Masters de Basauri “cuando comencé a disfrutar de esta disciplina y se empezaron a crear los sueños relacionados con este deporte, es decir, la obsesión”.

En este último equipo, Andoni Cintado se ha ido forjando como deportista “pero, hace dos años, y debido a que tenía que irme a estudiar a Valencia, me pasé al club Olimpo Sedaví, que es donde entreno ahora y donde estoy labrando mi curso en la categoría absoluta y donde han venido mis últimos logros”.

La decisión de trasladarse a 500 kilómetros de su localidad natal fue muy meditada y motivada por diferentes aspectos. “En ese momento creíamos necesario cambiar de aires, vivir experiencias nuevas, evolucionar en mi taekwondo... y decidimos irnos a Valencia, a un club con el que había tenido cierto contacto y donde congeniaba muy bien tanto con el equipo como con mi entrenador Francisco Martín Torres. Al principio ese tipo de cambios dan vértigo y te surgen mil dudas, pero al final ha merecido muchísimo la pena y todo ha sido más fácil gracias al apoyo tanto de mis padres como de este nuevo club”, explica.

Ahora, desde Valencia, compatibiliza los estudios con su actividad deportiva. “Entreno de lunes a viernes una hora y media o dos al día, y en época de campeonatos los sábados también. Me gustaría decir la típica frase de: si te organizas bien se saca fácil. Pero no, no es así. Es duro y complicado. Además no me gusta faltar a ni un solo entrenamiento, pero bueno, el consuelo está en que estoy consiguiendo sacar la ingeniería a curso por año y cumpliendo los objetivos deportivos”. Y a esto hay que sumar las exigencias de las dietas. “El taekwondo es un deporte divido en categorías por peso y yo de cara a los campeonatos suelo bajar bastantes kilos y compaginar esas dietas con ir a clase, estudiar, luego entrenar... es duro”, asegura.

PRÓXIMOS RETOS

A sus aún 20 años, Andoni Cintado tiene como principal objetivo, tanto a corto como a largo plazo “seguir disfrutando del taekwondo como lo he hecho hasta ahora, seguir sumando experiencias y seguir creciendo como deportista”. Con madurez afirma que “eso es lo que me llena y eso es lo que le da sentido a todo esto”, mientras que “los resultados, los premios o los logros... ya llegarán si tienen que llegar, pero no hay que obsesionarse, solo son muestras de que se están haciendo las cosas bien”.

A su favor, no solo tiene sus cualidades técnicas o tácticas sino también la parte psicológica y su preparación mental. “Desde hace unos años, doy bastante importancia a estos aspectos. Para afrontar un combate es necesaria una fortaleza mental y yo creo que eso lo he trabajado bastante”.

Y de lo que más le satisface a Andoni es “ver lo orgullosos que se sienten mis padres, mi hermana y mis aitites, sobretodo mi aitite, de lo que estoy haciendo” ya que “verles así, me crea la sensación de que estoy devolviendo un poco todo el esfuerzo que ellos están haciendo y han hecho hacia mí”.