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El funicular más largo del Estado hasta que comenzó el siglo XXI

A diferencia de Igeldo o Artxanda, se construyó para mejorar la conexión del barrio minero de La Arboleda

El funicular más largo del Estado hasta que comenzó el siglo XXIARCHIVO FORAL DE BIZKAIA

Hasta que en 2001 se puso en funcionamiento el de Bulnes, en Asturias, era el funicular más largo del Estado. A diferencia de sus predecesores de Igeldo, en Donostia, y Artxanda, en Bilbao, no fue construido con fines turísticos, sino como un medio de transporte más rápido para llegar hasta el poblado minero de La Arboleda, conectado únicamente hasta su inauguración con el núcleo urbano de Trapagaran por un camino de mulas que demoraba más de hora y media el trayecto.

Cuenta, además, con una característica que lo hace único:las cabinas en las que viajan los pasajeros están montadas sobre unas plataformas que las mantienen en posición horizontal y son desmontables con unos puentes-grúa que hay en cada estación. Así que lo utilizaban a diario los repartidores, carboneros e incluso el coche de la funeraria. Se guardan imágenes antiguas que así lo atestiguan.

El funicular de Larreineta cumple el próximo año un siglo de vida, uniendo la zona alta de Trapagaran, ahora destino de muchos turistas.

Actividad minera

A principios del siglo XX, los barrios altos de Trapagaran habían aumentado su población de forma exponencial debido a la actividad minera de La Arboleda, hasta superar los 5.000 habitantes, que se encontraban prácticamente aislados del valle. El camino que existía para salvar los 400 metros sobre el nivel del mar se quedaba corto, tanto para el transporte de mercancías como para dar servicio a los mineros que trabajaban en las galerías. El éxito de los funiculares de Igeldo y Artxanda, puestos en marcha con fines turísticos, pronto llamó la atención como medio para facilitar esa conexión. El primer proyecto, impulsado por Jaime de Orúe y Olavarría en 1913, fue retomado por la Diputación de Bizkaia en 1921.

No fueron fáciles las obras, debido a la orografía del terreno; de hecho, se tardaron más de cinco años en construirlo. Con un presupuesto de algo más de millón y medio de las antiguas pesetas, estuvieron dirigidas por el ingeniero Francisco Guinea, mientras que las estaciones externas –únicamente dos, una en La Escontrilla, en la parte inferior, y otra en La Reineta, a 404 sobre el nivel del mar– las diseñó el ingeniero Francisco Guinea.

El primero, en Lyon. El primer funicular del mundo entró en servicio en Francia, en concreto en Lyon, en 1862. En 1881 se aplicó por primera vez este sistema en la península, en Lisboa, mientras que en el Estado español la primera línea se estableció en 1901, en el acceso al parque de atracciones del Tibidabo en Barcelona. El primer funicular de Euskadi fue el del monte Igeldo, en Donostia, inaugurado en 1912, seguido poco después, en 1915, por el de Artxanda en Bilbao; en ambos casos su fin era turístico.

Todos los elementos del funicular los suministró la misma empresa que hizo lo propio en Igeldo y Artxanda, la suiza Von Roll Holding, especializada en este tipo de ferrocarriles. En total, recorre una longitud de 1.179 metros en apenas diez minutos, por una vía única excepto en un punto en el que se cruzan la cabina que asciende y la que baja –salen al mismo tiempo cada una de una estación–, con un sistema especial de pestañas en las ruedas que obliga a cada coche a circular siempre por uno de los carriles, sin posibilidad de salirse de él. De esta forma se eliminan las piezas móviles del cruce, asegurando que cada vagoneta circula siempre por el mismo camino.

Funciona con un sistema de poleas, que arrastran las dos cabinas, que no son más que un vagón sobre una plataforma horizontal, que se desliza sobre largas vigas metálicas, unidas por un tractor de cable. Inaugurado el 24 de septiembre de 1926, de forma provisional, en 1985 se sustituyeron las cabinas de madera por otras más modernas, una adaptación que también se ha extendido al resto de instalaciones para adecuarlas a las necesidades actuales. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 2014.