La final de la Europa League no solo ha dejado un importante impacto económico en Bilbao y Bizkaia, y la satisfacción de los aficionados que vinieron para disfrutar de un evento deportivo de primer nivel; también hay aspectos a mejorar. Y es que casi uno de cada tres asistentes se quejaron de los precios que encontraron en la ciudad, sobre todo en lo referente al alojamiento.

Según se desprende del estudio de impacto sobre la final de fútbol celebrada en San Mamés el pasado 21 de mayo, la carestía de la ciudad constituye un reto de mejora que aparece con cierta recurrencia: lo cita el 29,6% de los encuestados.

También consideran que la movilidad podía haberse organizado de una forma mejor. En dos sentidos: por un lado, se citan los problema de aparcamiento, "dados los altos contingente de vehículos privados que acarrean esta clase de eventos", y, por otro, la "imposibilidad de vivir la ciudad", en los casos en los que, por seguridad, se alejó "excesivamente" a las aficiones del centro de la ciudad. "Ello redunda en una vivencia de la ciudad más complicada, siendo uno de los aspectos de la experiencia más valorados cuando las personas se acercan a un evento de este tipo", refleja el informe.

Zonas de descarga

Y es que, para los autobuses privados ligados a los vuelos chárter, se establecieron puntos de descarga únicos en las zonas anexas a cada una de las dos fan zones, en Amezola y el parque de Etxebarria. Ambas se situaron a una distancia "razonable" de San Mamés, para que la ruta a pie fuera la preferente. Ninguno de los más de 250 autobuses privados aparcó en la ciudad, sino que se dispuso de un parking disuasorio en las afueras de Bilbao, donde estos vehículos estuvieron aparcados todo el día.

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Buen ambiente en la fan zone del Manchester United en Begoña José Mari Martínez / Markel Fernández

Tras el partido, y con objeto de "manejar ordenadamente las recogidas de los aficionados", las mismas zonas de descarga de cada afición fueron los lugares para la recogida. Se fueron controlando las salidas de los autobuses desde el parking disuasorio hacia estos puntos, en función de los horarios de los vuelos a los que daban servicio.