Ivo Donez lo va a dar todo este miércoles y eso que no calzará botas de fútbol ni aspira a ganar la Europa League. Le basta con rentabilizar el dinero que ha invertido en bebida, comida y personal para dar servicio a los aficionados ingleses en el bar Wonka de Ametzola. En el peor de los casos, se conformaría con recuperarlo porque no las tiene todas consigo, al haberse quedado fuera del vallado de la fan zone. “Como no sabemos lo que va a pasar, hemos pedido el doble de lo habitual. Hemos invertido unos 20.000 euros en provisiones: barriles de cerveza, comida, hielos... Tenemos previsto hacer unos 2.000 bocadillos de jamón, bacon y queso, tortilla, rabas...”, enumera. ¿Rabas? Tras la reciente polémica por la subida de precios -se llegó a hablar de que algún local podría cobrar hasta 26 euros la ración- la pregunta es obligada. “A mí me parece muy caro. Nosotros tenemos las rabas a 7,50 euros y el día del partido las tendremos, como mucho, a 10. Más no podemos subir porque me parece un robo”, reconoce.
"El dinero invertido no lo voy a recuperar. Justo delante de nosotros hay vallas"
Además de llenar hasta los topes el almacén y las neveras, también habrá más camareros tras las barras. De hecho, van a instalar alguna más dentro del bar. “Tengo varios locales y voy a cerrarlos y unir al personal en este. Hemos contratado a tres personas de extra, seremos unas 20 en total. En personal voy a invertir 8.500 euros porque les voy a pagar por horas. Me parece injusto pagarles como un sueldo normal y corriente”, detalla y confía en que comunicarse en inglés no suponga un problema. “Yo sé lo básico porque he trabajado en Mallorca muchos años y tengo compañeros que saben bastante. Otros no, pero vamos a ir ahí peleando”, dice este hostelero, que ha contratado a “una empresa de eventos para poner tres televisiones para emitir el partido”.
Su bar se queda "aislado"
Solventada la logística, el único problema que se le presenta es que “están vallando la fan zone” y su establecimiento se queda “aislado” fuera. “El dinero invertido no lo voy a recuperar. Justo delante de nosotros hay vallas y la Policía se pondrá ahí para dirigirles hacia su recinto”, aventura.
A lo que no tiene especial temor es a que haya incidentes. “Al fin y al cabo eso puede ocurrir con ellos, con otro partido de fútbol, puede pasar en cualquier momento. Si pensamos en eso, no abrimos ninguno”, señala.
Mientras apura los últimos preparativos -“estoy comprando rones, whisky..., estamos desmontando el local por dentro para montar las barras y me están trayendo cien barriles”-, Ivo comenta que abrirá las puertas, como cada día, “a las ocho de la mañana para los desayunos” y no las cerrará “hasta las doce de la noche, cuando termine el partido”. Será entonces cuando salga de dudas y vea si su esfuerzo se traduce en una buena caja.
“Al estar frente al estadio, no me he atrevido a hacer un pedido grande y que me digan de repente: venga, cierra”
Temor al cierre
En el Bar Pacífico, ubicado en la calle Luis Briñas, se temen que el día de la final no haga honor al nombre del establecimiento y pueda haber algún altercado. “Al estar en frente del estadio, como hemos tenido los problemas de cierre por seguridad, no nos hemos atrevido a hacer nada. No queremos quedarnos con la provisión y no poder dar el servicio”, explica Felipe Parra, propietario del local.
“No sabemos lo que va a pasar. Estamos a ver qué nos dicen porque ha pasado que nos avisan el mismo día. Así estamos”, recalca. En cualquier caso, ya no tiene margen de maniobra. “Estoy con lo que tengo y si se puede, bien. Si no, pues nada. No voy a hacer un pedido grande y que me digan de repente: venga, cierra”.
"No quiero líos"
Quien lo tiene más que claro es José Ángel Ramos, encargado del bar La Cotorra Muda, en la calle Juan Antonio Zunzunegui. “El miércoles voy a cerrar a las cuatro o cinco de la tarde por seguridad. No sé si voy a vender mucho o poco, pero después de las seis de la tarde, cuando bajen de la fan zone, vendrán más para allá que para acá y que se te metan cincuenta personas, cuyo idioma no entiendes y de cierta manera... No quiero líos”, señala.
José Ángel teme que su establecimiento resulte dañado. “Estas cosas te pueden generar no sé cuántos beneficios, pero muchos problemas. Me han contado que son propensos a pegarse, a coger sillas... Conozco a gente a la que les han roto los locales”, asegura y apuesta por dar servicio a sus clientes, “de los que vivimos todo el año”.
“Si llega a jugar la final el Athletic, hago la caja del siglo, pero voy a cerrar a la tarde por seguridad”
“Si pones el partido, como haya penaltis, fíjate la que lías y aquí abrimos a las siete de la mañana”, subraya. Ahora, “si llega a jugar la final el Athletic -dice-, hago la caja del siglo, pero voy a cerrar por seguridad”.
Tampoco va a “inflar” los precios. “Si a un guiri le cobras 7 pavos una caña y a uno de aquí, 2,50, puedes montar un lío”, advierte y echa la vista atrás. “Cuando fue lo del rugby en 2018, nos metimos una hostia todos del quince. Hay bares que consumen 4 barriles y han pedido 25. Digo: Pero ¿tú estás loco? Si en un bar pequeño no entran más de 15 o 20 personas... La gente se está viniendo muy arriba”.