“Cuando vi esas imágenes potentes de niños tiznados con el polvo blanco de la destrucción que trae la guerra supe que mi álbum ilustrado se llamaría Klera, tiza en euskera”. Lo cuenta Leire Bilbao (Ondarroa, 1978), Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2025 con un libro coral que incluye música y danza en códigos QR. En una entrevista con Efe, Bilbao explica que el texto, editado por Elkar, lo comenzó en 2023 y se publicó en 2024, pero es un trabajo colectivo y así lo sugieren los seis nombres de la portada. Por las páginas del libro el niño puede acceder, a través de códigos QR integrados en las ilustraciones de June San Sebastián, a la música de Maite Larburu o a las coreografías de danza de la compañía Kukai, dirigida por Jon Maya y grabada por David Bernués.

Bilbao explica que el libro además de la lectura habitual da la posibilidad de una lectura paralela abriendo los códigos, que pueden hacer los niños con ayuda de sus padres o de sus profesores, porque el álbum tiene posibilidades de acabar siendo un texto curricular para compartir en las aulas.

“Los niños ven que el polvo se acumula en sus ojos y que los colores se han roto y todo se vuelve gris”

LEIRE BILBAO - Escritora

La protagonista de Klera es una niña, sin nombre y sin edad definida, atrapada en medio de una guerra. Bilbao parte de una obsesión: “Qué conversación puede tener un niño con la muerte cuando se la encuentra de frente en una guerra, cada hora y cada instante”. Reconoce la autora que cuando escribió el libro la mayoría de los lectores podrían pensar en Ucrania. “Ahora sería Gaza o cualquiera de las muchas guerras abiertas en el mundo y que desconocemos”.

El libro, escrito en euskera y que llegará a las librerías antes de final de año ya traducido al castellano, es un texto de “pocas palabras”, según su autora, con el propósito “de contar lo máximo con lo menos posible, que haya muchas elipsis y que el lector pueda interpretar los mensajes a su manera”. El álbum parte de una situación de normalidad: unos niños juegan felizmente en su aldea, pero de repente la situación cambia, comienzan los bombardeos y la destrucción. Se usa la metáfora de la tiza porque “los niños ven que el polvo se acumula en sus ojos, en sus orejas y en su cuerpo. Sienten que los colores se han roto y todo se vuelve gris”.

Portada del libro ilustrado

Un día la niña sale de su escondite, donde vive con su abuela (ha perdido al resto de la familia) y se encuentra que su casa ya no es casa y se pregunta adónde se ha ido todo. La niña va a su colegio, al patio vacío, a su clase, donde se encuentra con la pizarra rota en el suelo y se acuerda del maestro, de los amigos y de la lección que estudiaban unos días antes. Es en esa pizarra donde la protagonista agarra un trozo de tiza y escribe “casa, madre, amigos, yo” y dibuja su barrio como era antes de estallar la guerra. Escribir en la pizarra es su autoconciencia y mientras escribe cae otra bomba y el libro deja en suspense el final.

Leer en familia

Bilbao admite que aunque el libro es para niños también es una lectura apropiada para leer en familia e incluso para adultos. La escritora, que ha desarrollado casi toda su obra en torno a la poesía y la literatura infantil y juvenil, explica que la idea es contar en una obra que se “está asesinando a los niños en las guerras” y hacerlo desde otras disciplinas artísticas, más allá del texto y la ilustración. Bilbao revela que ella puso sobre la mesa “la dureza del tema” y el director de la coreografía de danza, Jon Maya, le dio el empujón definitivo para que todos se pusieran manos a la obra para contarlo.

No es la primera vez que aborda un tema como la guerra, la autora ya lo hizo en 2013, con un álbum en el que contaba los bombardeos en Durango y en 2017 cuando escribió un texto sobre la guerra civil Pikondoaren balada, que fue finalista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. La escritora comenzó en 2006 con un libro de poesía para adultos Ezkatak (Editorial Susa), y a partir de ahí ha empezado a publicar un libro al año, especialmente dirigidos al público infantil y juvenil, la mayoría de ellos en la editorial Elkar. Aunque escribe en euskera, muchos de sus libros están traducidos al castellano y resto de lenguas cooficiales, pero también en inglés, en griego, en italiano e incluso en bretón.