El juicio que se sigue en la Audiencia de Bizkaia contra la enfermera acusada de simular durante año y medio la vacunación de más de cuatrocientos menores de edad entra en una nueva fase con las declaraciones de trabajadores de Osakidetza, que intentarán esclarecer los hechos denunciados por medio centenar de familias. La jornada ha arrancado con los testimonios de tres madres más que volvieron a sembrar la sospecha sobre el modus operandi de M.I.R.M..

Todas presentaron una reclamación ante Osakidetza precisamente “por mala praxis” y solicitando el cambio de sanitaria. “No veíamos bajar el émbolo de la jeringuilla” ha dicho A.C. quien también ha manifestado que en alguna ocasión vieron cómo “sacaba la jeringuilla directamente del bolsillo”. Las otras madres, T.G. y N.A., han referido una de las maniobras con las que distrajo su atención en el momento de vacunación: le pidió que le acercara un pañal y cuando se giró ya había terminado.

De hecho, una de las madres denunciantes (S.J.) habría grabado un vídeo con permiso de la encausada del momento de la vacunación de su hijo pequeño ante las sospechas existentes sobre su técnica de inocular las dosis. El archivo pudo ser visionado por la responsable de Enfermería del centro de salud de Kabiezes, quien ha manifestado que se podía ver que “pinchaba pero no inoculaba”. El hecho fue escalado a los estamentos superiores. 

La sesión -que se está prolongando durante la tarde- ha cambiado su enfoque con las declaraciones de los primeros trabajadores del Servicio Vasco de Salud. Así, se ha sabido que ya en mayo de 2021 la investigada tuvo un expediente informativo abierto por las recomendaciones en materia de alimentación y dietética que daba en la consulta y que nada tenían que ver con las pautas y protocolos de Osakidetza: frutos secos a bebés, huevo a un niño con alergia 

Y no fue la única reunión que tuvo a M.I.R.M. como protagonista. En septiembre de 2021, después de la presentación de las primeras quejas y dudas ciudadanas, hubo otra en la que se le ofreció un apoyo en su trabajo y se le requirió un cambio de actitud o de lo contrario las consecuencias serían un “cambio de servicio de Pediatría”.

Con anterioridad, en enero de 2021, y durante un mes aproximadamente, un enfermero y una enfermera del mismo centro de salud de Kabiezes formaron a la sanitaria antivacunas a su llegada a Pediatría sobre cuáles eran sus tareas en ese nuevo destino -al que ella misma solicitó su traslado-, sobre el calendario de vacunación infantil, pautas de alimentación y sobre cómo preparar algunas vacunas que necesitan mezclar líquido y polvo como la triple vírica y la varicela. Una dosis cuya preparación requiere de uno o dos minutos, tal y como ha explicado U.V., enfermero en el turno de mañana y uno de los tutores de M.I.R.M..

Él fue precisamente quien ha desvelado cómo a la vuelta de sus vacaciones en agosto de 2022 fue advertido por una compañera (R.M.) sobre una posible mala praxis de la investigada después de que las quejas y reclamaciones de madres y padres empezaran a ser más constantes. La encausada había asumido durante ese periodo vacacional a los menores asignados al cupo de quien fuera su tutor. 

Y así fue. En un par de dias, U.V. cazó al menos un par de errores en la administración de vacunas. Las pegatinas de las cartillas y los registros informáticos revelaron entradas equivocadas ya que el lote apuntado por M.I.R.M. no correspondía ni con la dosis ni con la edad fijada en el calendario: una de meningococos B pautada para los 16 años inoculada al menos a un menor de 6 años, por ejemplo.

Cuestionada por esta circunstancia respondió que había sido una confusión porque “son letras pequeñas y no las he visto bien”, ha recordado U.V. que le comentó. También alegó que “los carteles estaban en euskera”. Los hechos fueron puestos en conocimiento de sus superiores en el ambulatorio. “Asumió su error y volvió a vacunar delante nuestro”, ha dicho L.A., responsable de Enfermería del ambulatorio. 

Días después, a mediados de septiembre de 2022, la enfermera investigada cogió la baja. Las piezas del puzzle fueron encajando en las semanas posteriores gracias a las pruebas serológicas realizadas primero a 4 niños: todos limpios, sin restos de ninguna dosis; y luego a otros 16 supuestamente vacunados por M.I.R.M. y a otros 10 del cupo de la mañana que tenían a U.V. como enfermero. En las muestras sanguíneas de los menores asignados a la encausada no había restos de nada y en los del compañero de profesión sí, en todos.

UNA MUESTRA MAYOR

Así lo ha confirmado I.I., infectóloga y una de las responsables de analizar esas pruebas. Las alarmas empezaron a sonar en la OSI Enkarterri-Ezkerraldea. Para corroborar esos indicios se abrió de forma inmediata otra fase con una muestra mayor. En total, fueron 45 sujetos seleccionados según criterios clínicos y epidemiológicos: las triples víricas administradas desde febrero de 2021 -cuando llegó a Kabiezes- y el final de su etapa allí. 

Los resultados revelaron otra circunstancia llamativa cuando menos: los primeros y los últimos en pasar por sus manos tenían carga positiva. Se trata de los periodos correspondientes a su etapa en la que estuvo tutorizada y acompañada, y cuando se intensificaron las sospechas, quejas y reclamaciones que ya sobrevolaban en el centro de salud. El resto, los del medio, nada de nada. 

Con estos datos relevantes, en noviembre de 2022 desde Salud Pública decidieron aplicar el principio de precaución y cautela y citar a esos 404 menores para administrarles las vacunas que llevaban la firma de la sanitaria investigada ante las “dudas más que razonables de que no habían sido debidamente inmunizados”, ha relatado I.I..  

El sarampión era una de esas dosis que fallaban en el estudio. Y es muy contagioso. Letal incluso y con efectos adversos en bebés. Las clases, los parques llenos de pequeños inmunizados y no… El riesgo estaba ahí. Localizado. Identificado. Por eso se optó por esa vacunación grupal. “Teníamos que estar completamente seguros de que iban a estar con defensas”, ha asegurado I.P., otra de las expertas integradas en ese equipo de profesionales de Osakidetza encargada del estudio serológico. Y como han insistido las responsables de esta investigación, “la revacunación no es lesiva para la salud frente a la no vacunación”.