Hace una década un grupo de aitas y amas aficionados al baloncesto decidieron materializar su pasión por el deporte de la canasta impulsando un proyecto deportivo en Derio, pero destinado a toda la comarca de Txorierri. Aquel sueño deportivo se empezó a fraguar en 2015 y ahora acaba de cumplir diez años. Se trata del Txorierri Basketland, una entidad deportiva que, tras una década de andadura, se ha convertido en un club de referencia en la comarca y en Bizkaia, especialmente gracias a un excelente trabajo de cantera que ha potenciado el interés entre los más pequeños por disfrutar de esta disciplina deportiva.
Precisamente, la infatigable labor de directivos, personal técnico y familias desde 2015 ha permitido un crecimiento exponencial del club, que empezó con una veintena de jugadores hace diez años y que actualmente aglutina a más de 200 jugadores y jugadoras en un total de 17 equipos. Una entidad, que viste los colores negro y rosa, en la que las mujeres tienen un gran protagonismo, puesto que son alrededor del 60% de sus deportistas. Una tendencia que se traslada de la cancha a los despachos. “En la junta directiva también tenemos una amplia representación de mujeres”, destaca Itxaso Atela, presidenta del club desde hace dos años y también exjugadora hasta que se retiró la temporada pasada, siendo la jugadora más veterana.
En esta línea, Txorierri Basketland ha conseguido en apenas una década que la comarca, conocida por ser la puerta de entrada del mundo a Bizkaia a través del aeropuerto, también sea ahora territorio basket. “Cuando empezamos hace diez años, no había una estructura deportiva tan sólida relacionada con el baloncesto. Anteriormente hubo un club en Derio, del que fui jugador, pero era solo un equipo senior, no tenía categorías inferiores. Por eso ahora es una gozada ver la estructura con la que contamos”, subraya Rober Flores, directivo y coordinador deportivo de la entidad deportiva.
A este respecto, la máxima dirigente del club repasa cómo ha cambiado la situación deportiva y recuerda cómo antes los vecinos y vecinas de la zona de Txorierri que querían que sus hijos e hijas practicasen baloncesto únicamente tenían la posibilidad de hacerlo “en centros educativos privados”. Por eso uno de los mayores logros del club es el hecho de haber brindado la oportunidad de acercar este deporte a decenas de niños y niñas de Txorierri que sueñan, desde casa, con convertirse en ídolos de este deporte. Buen ejemplo de ello es el número de solicitudes de inscripción que han recibido esta temporada. “Hace unos años nos faltaban jugadores y ahora tenemos que decir que no a algunos porque no tenemos capacidad para inscribir más”, apuntan Rober e Itxaso.
Derio, Sondika y Zamudio
En estos momentos disponen de una estructura deportiva que aglutina a niños desde los 6 años hasta jóvenes de 24. “El año pasado la jugadora del club de más edad era yo, pero ya me he retirado”, apunta Itxaso. Así, por ejemplo, disponen de una escuela para que los más txikis vayan comenzando a anotar sus primeras canastas. “Muchos ven a sus hermanos y hermanas mayores y se animan a entrar en el club”, reconocen. También tienen equipos de categoría infantil, cadete y senior, tanto masculinos como femeninos. Además, esta temporada cuentan con un equipo en todas las categorías, y distribuyen sus entrenamientos y competiciones entre los polideportivos de Derio, Sondika y Zamudio.
A nivel deportivo, la temporada pasada fue redonda. Lograron unos excelentes resultados, sobre todo el equipo senior femenino, que consiguió subir de Segunda a Primera. Un éxito que también logró el cadete femenino que llegó, incluso, a disputar la Final Four a nivel estatal. “Esta temporada queremos seguir evolucionando, que el club siga creciendo y que la gente se lo pase bien”, apunta Flores. Por su parte, Atela confía en que el senior femenino mantenga la categoría y que el masculino, que milita en Segunda, luche por el ascenso.
Por último, para celebrar el décimo cumpleaños, el club organizó ayer en Derio una fiesta. Tras la presentación de los equipos, se ofreció una exhibición de juegos antes de disfrutar de una paella popular amenizada con música y fiesta de la espuma. Un festejo por todo lo alto que sirvió para homenajear a la familia del Txorierri Basketland por haber acompañado al club esta década y las que le seguirán.