Pesadilla sin descanso: vizcainos ayudan a detener el fuego en pueblos de Castilla y León
Numerosos ciudadanos de nuestro herrialde tratan de poner a salvo municipios como Riaño tras ver arder Sierra de Hormas, el gran pulmón verde: "Al final, solo tenemos picos, palas y voluntad"
Un lobo irrumpe en la colina intermedia entre Sierra de Hormas, el gran pulmón verde, y Riaño, cuyos habitantes, bastantes de procedencia vizcaina, buscan hacer un cortafuegos “con picos, palas y voluntad”. “Al final, es lo único que tenemos”. Así se expresa la bilbaina Laura Buján, a su vez vecina de este pueblo conocido por sus espectaculares paisajes y su pantano, un marco incomparable de Castilla y León, donde Bizkaia ha destinado 45 especialistas y 18 vehículos para combatir los incendios forestales que están arrasando biodiversidad milenaria y los recuerdos y recursos de toda un vida.
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El humo se asomó por el municipio la tarde del domingo pero al anochecer cundió el nerviosismo cuando desde las ventanas se podía contemplar ya “una línea roja”, una franja que vislumbraba que el fuego podía tocar cima y, “si empieza a bajar, viene directo”. La temperatura ha descendido y el viento es más favorable pero la inquietud persiste. La aparición del citado lobo solo puede significar que los animales –se trata de un área donde se halla presente el oso pardo– empezaban a huir despavoridos del drama.
Picos de Europa
Hablamos de montañas brutales, la antesala al Parque Nacional Picos de Europa, y de unas llamas que, por varias circunstancias, se abren paso por diferentes frentes. Riaño, donde las fiestas patronales quedaron suspendidas horas después de su arranque, queda en medio. “Al principio no se reaccionó. Se avisó del fuego pero mandaron a un par de brigadistas. Todo fue subiendo de nivel y se empezaron a desalojar pueblos”, narra Laura. En algunos como Casasuertes se ordenó a los vecinos que lo fueran abandonando con celeridad. En otros, como en Posada de Valdeón, había quienes se negaban en redondo a hacerlo.
Los medios aéreos trabajan para frenar el fuego que amenaza la vertiente leonesa de Picos de Europa
Liderado el pueblo sobre todo por la asociación de mujeres, con el respaldo del Ayuntamiento, Riaño se organizó en tiempo récord por si podía dar alojamiento a todos los desplazados de otros lares que no tendrían dónde refugiarse. Finalmente se acabó habilitando medio centenar de camas en la escuela y, dada la gravedad del asunto, llegó la UME (Unidad Militar de Emergencias). Sus efectivos, un centenar, no son tampoco tantos, trabajan a destajo pero admiten no haber dispuesto jamás de tan escasísimos medios. Pese a contar con uno de los embalses más grandes de Europa, desde que hace seis días acudieran dos hidroaviones, no se ha visto pasear otro porque carecen de visibilidad. Tampoco helicópteros porque son inestables en una zona tan alta y boscosa”. “La gente se vio en la necesidad de hacer algo. Nos citamos hoy –por ayer– a las siete de la mañana (prosiguieron por la tarde con apenas hora y media de descanso) y unas 200 personas hemos subido a la colina. Como autómatas y organizados de forma interna”, cuenta la bilbaina. “Palas, rastrillos, guantes comprados en la gasolinera, tijeras de podar, hachas” sirvieron de herramientas, así como tres tractores de los ganaderos, para ir creando un cortafuegos, dirigidos por una guarda forestal y un técnico del Consistorio. La información que llega es poca o ninguna. “Que si vendrá un hidroavión supermoderno desde Salamanca con capacidad para coger agua..., que si lo de más allá”. Entre el deseo y una ficción que es cruda realidad mientras se pasan el día tratando de escudriñar el lenguaje del viento. Pero la mayor verdad es que “es en estos momentos cuando sale lo mejor de cada uno”. “Ahí están abuelas, madres y niños, al borde la carretera, haciendo limpiezas de cuneta”, apostilla. Esas cosas que deben solventarse cuando mejor se previenen los incendios, es decir, en invierno.
Bomberos vizcainos
Mientras, desde Bizkaia se desplazaron un contingente de 45 efectivos y recursos técnicos de la Diputación Foral en el marco de la cooperación interinstitucional en emergencias. Desde el parque foral de Urioste con destino a Boca de Huérgano, con un dispositivo compuesto por personal del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento (SPEIS), el Servicio de Montes y la empresa pública foral Basalan, además de 18 vehículos, material específico, un robot desbrozador y un dron de observación. Una intervención de tres días de duración con posibilidad de relevo, en función de la evolución de los fuegos y las necesidades.
En Riaño, cada verano, se escucha el mismo soniquete: “El día que el fuego salte a la Sierra, el día que salte a la Sierra”. Y como ocurrió ayer cuando los vecinos se arremangaban y secaban su sudor, el lobo llegó.