En Iurreta, la danza no es solo tradición: es memoria que se baila, es legado que se transmite paso a paso, es el latido de un pueblo que no quiere olvidarse de sí mismo. La formación dantzari Mikel Deuna lleva alrededor de 60 años custodiando el patrimonio intangible de este pequeño municipio vizcaíno. Por ello, Bizkaiko Dantzarien Biltzarra reconocerá su labor en la gala de los IX Esker Onak, que se celebrará este jueves, 26 de junio, en el Palacio Euskalduna de Bilbao.

La historia de Mikel Deuna se remonta a la década de los sesenta del ya lejano siglo XX. Fue entonces cuando se redactaron sus estatutos fundacionales con un propósito claro: crear un grupo de danzas que recogiera y preservara el legado de la cultura local. Sin embargo, como explica Unai Esturo, integrante de Mikel Deuna, existen fuentes documentales que certifican que en Iurreta se baila, al menos, desde el siglo XVI. “Aparecen facturas y documentos que demuestran que había dantzaris a quienes el consistorio pagaba, ya fuera por bailar en fiestas o por fabricar herramientas”, detalla.

Tradición y progreso

Resultaría osado afirmar que el actual grupo de danza tradicional vasca se mueve al mismo son que aquellos dantzaris de hace cinco siglos. En todo este tiempo, es inevitable que se produzcan avances, cambios y adaptaciones. Con todo, las diferentes almas que hoy insuflan pasión a Mikel Deuna tratan, en la medida de lo posible, de mantener intacta la tradición heredada de sus antecesores.

“Ese es uno de los retos que afrontamos en nuestro día a día, el más importante”, señala Maitane Totorika. “No obstante, los cambios sociales que se han producido en los últimos años también se reflejan en nuestro grupo”, concreta.

Cambios sociales como el avance del movimiento feminista han impulsado una mayor participación de las mujeres en el mundo de la danza tradicional vasca. “Mantenemos la tradición, pero hemos dado un mayor espacio y protagonismo a la participación femenina. Así lo demanda también la sociedad”, explica Totorika.

Legado (y trabajo)

Según reconocen los integrantes, asegurar el relevo generacional de las danzas propias de Iurreta es una tarea ardua, pero un compromiso que, eso sí, asumen con entusiasmo y dedicación. “Nos gusta mantener las danzas del pueblo y enseñárselas a la gente joven, aunque son cuestiones que nos llevan mucho trabajo”, apunta Unai Esturo, quien también lamenta la falta de reconocimiento institucional al esfuerzo del grupo.

Eso sí, cuenta Totorika que el grupo en su conjunto recibe este reconocimiento con alegría e ilusión, pues lo perciben como un agradecimiento sincero al trabajo realizado por la agrupación durante las últimas seis décadas.

Este reconocimiento en los IX Esker Onak no es solo un premio más en la trayectoria del grupo Mikel Deuna, sino la reafirmación pública de un compromiso que ha trascendido generaciones. Durante casi seis décadas, estas y estos dantzaris han logrado algo más que bailar: han tejido una red viva de memoria, identidad y cultura que conecta el pasado con el presente y que, con la misma pasión, buscan transmitir a las generaciones venideras.