Caritas Bizkaia ha presentado este miércoles su memoria de actividad correspondiente al 2024. Lo ha hecho con una contundente radiografía de las desigualdades crecientes que afectan a las personas más vulnerables de toda Euskadi, pero centrándose concretamente en Bizkaia. La organización acompañó a lo largo del año pasado a 12.096 personas a través de 249 proyectos distribuidos por toda Bizkaia.
"La realidad que presentamos va más allá de la pobreza económica o de problemas individuales", ha señalado Ana Sofi Telletxea, responsable del Departamento de Análisis y Desarrollo de Caritas Bizkaia, quien ha insistido en que la exclusión social es "una realidad compleja que refleja incertidumbre en las personas y grupos afectados”. A su juicio, “las causas radican en cómo nos organizamos como sociedad y comunidad humana".
Telletxea ha puesto el acento en el carácter estructural de la exclusión social: "Surge de la conexión de múltiples factores, cada uno de ellos un problema en sí mismo, pero que se entrelazan y se retroalimentan". "Aunque visibles como el desempleo, la falta de vivienda o los ingresos bajos, otros factores son más invisibles y afectan a la esfera privada como el aislamiento, la salud mental o la falta de apoyos".
Los datos de la memoria reflejan cómo la exclusión social atraviesa todas las edades, orígenes y situaciones familiares. Más del 65% de las familias acompañadas eran hogares con hijos. Además, el 68% de las personas atendidas eran de origen inmigrante, procedentes de más de 100 países. Caritas ha advertido también del peso que tiene la irregularidad administrativa en la exclusión, así como los problemas de empadronamiento, que dificultan el acceso a derechos y recursos.
Problema de la vivienda
Uno de los ejes más preocupantes, según ha subrayado Telletxea, es la vivienda: "Queremos recalcar la dificultad de conseguir una vivienda digna y duradera, y los obstáculos para empadronarse". Cáritas atendió a más de 800 personas con respuestas específicas en este ámbito y destinó más de 270.000 euros en ayudas directas para facilitar el acceso a viviendas.
El empleo tampoco garantiza ya una vida digna. "Para muchas familias, el acceso al empleo ha dejado de suponer una estabilidad económica”, ha dicho Telletxea. Ha alertado de un mercado laboral marcado por contratos temporales, jornadas parciales, economía informal y falta de protección. "La precariedad es la norma para un gran número de personas", ha sentenciado.
Salud Mental
La soledad otro de los males identificados por Caritas. "Detectamos un aislamiento social cada vez más presente, desde la infancia hasta la vejez", ha advertido Elena Unzueta, directora de Caritas Bizkaia. La entidad ha acompañado a más de 440 personas mayores y ha puesto en marcha grupos de apoyo y acompañamiento con más de 800 niños y familias.
En cuanto a la salud mental, 251 personas (el 55% mujeres) fueron atendidas por el servicio psicológico de Caritas, que ve como el deterioro emocional se agrava con las dificultades de acceso a servicios sanitarios educados.
Importancia del voluntariado
Un año más, el voluntariado ha sido uno de los pilares del trabajo de Cáritas. En 2024 se incorporaron 277 nuevas personas voluntarias, lo que refleja, según la entidad, "una dinámica de solidaridad que se renueva año tras año". En total, más de 1.700 personas voluntarias colaboraron con los diferentes programas.
A ello se suma el apoyo constante de más de 4.400 personas socias y colaboradoras y el compromiso de más de 370 entidades jurídicas donantes, que completan la red de sostenimiento de este proyecto de acompañamiento e inclusión social.
Por eso, desde Caritas Bizkaia se ha hecho un llamamiento directo a los agentes políticos y a las administraciones públicas para que impulsen políticas que garanticen derechos básicos como el empleo inclusivo, la vivienda digna, los servicios sociales, la atención a la salud mental y unas políticas migratorias y de extranjería que no dejen a nadie atrás.