Hace treinta años, Euskadi vivía una transición profunda hacia una economía verde. Antiguos polos industriales —como Bilbao— se transformaban en ciudades de servicios. Tras el desplome de la industria, era capital imaginar un futuro que únicamente podía materializarse si la tierra volvía a respirar. Y Aclima no solo lo imaginó, sino que lleva tres décadas trabajando para hacerlo realidad, apoyando a empresas e instituciones en su camino hacia la sostenibilidad.
En reconocimiento a esta labor, el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia y DEIA premiarán al clúster vasco del medio ambiente en los IV Lurra Sariak, que se celebrarán el próximo miércoles, 18 de junio, en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao.
El despacho de la directora general de Aclima, Olga Martín, ofrece unas vistas inmejorables de la ría a su paso por el corazón de Bilbao. A través de sus ventanales se ve a personas paseando junto a una ribera salpicada de espacios verdes. Nada que ver con el paisaje que presentaba aquel lugar hace algo más de 30 años, cuando, recuerda Martín, la actividad portuaria llegaba hasta el centro de la ciudad y el agua desprendía un olor pestilente.
El contraste entre ambas imágenes es ejemplo de cómo Euskadi ha sabido hacer las cosas bien, según la directora del clúster vasco de medio ambiente. “Nosotros ya pasamos por una transición ecológica en los años 80 y 90, sobre todo a partir de esa última década, cuando comenzó a implementarse una normativa ambiental más exigente”, destaca.
Es en ese contexto ––concretamente, en el año 1995–– cuando se constituye Aclima con una misión clara: Inspirar la innovación ambiental con propósito global, fomentando la cooperación y el fortalecimiento de los agentes de nuestro ecosistema e impulsando la transición ecológica.
Grandes retos
Ahora, en 2025, Aclima enfrenta nuevos retos, como la descarbonización y la circularidad, dos cuestiones globales a las que tanto Euskadi como el conjunto de la Unión Europea están respondiendo. “Ambos están recogidos en el Pacto Industrial Limpio, la nueva política europea para industrializar de nuevo el continente”, detalla Martín, que también subraya que Europa carece tanto de fuentes de energía como de materias primas suficientes para llevar a cabo esta transición.
Por eso, la directora general de Aclima enfatiza la importancia de avanzar hacia un modelo más sostenible, aumentando el uso de energías renovables y electrificando los procesos industriales. “Necesitamos una movilidad más limpia y una electrificación de los diferentes procesos productivos”, afirma. Además, Martín pone énfasis en el impulso de la circularidad de la economía. Según datos oficiales, en Europa solo se recupera el 12 % de los residuos, lo que deja un 88 % de materiales sin aprovechar. “Eso significa que contamos con un 88 % de margen para crear nuevos productos, nuevos negocios e, incluso, nuevas materias primas”, destaca. Euskadi, según Martín, puede convertirse en una de las regiones más avanzadas de Europa en el ámbito de la circularidad de los materiales. Actualmente, en la comunidad autónoma se generan seis millones de toneladas de residuos cada año, de las cuales solo se recuperan tres. “Eso significa que tenemos tres millones de toneladas de oportunidades para crear nuevos proyectos”, concluye.
30º aniversario
El clúster vasco de medio ambiente recibe un Premio Lurra en el año de su 30º aniversario. Echando la vista atrás, Martín valora que el principal logro de Aclima ha sido generar una colaboración entre diferentes agentes en un mismo ámbito: el medio ambiente. “Y ahí contamos tanto con empresas que son capaces de trabajar juntas para desarrollar innovaciones o nuevas tecnologías, como con la colaboración público-privada”, señala.
La directora general de Aclima también considera que el clúster ha actuado “como un gran garante” a la hora de identificarle al país qué retos marcan la agenda y cómo estos pueden ser abordados desde el ámbito de la industria. “Podemos apoyar esos retos con soluciones ambientales, integrando el medio ambiente en esas soluciones y, al mismo tiempo, ayudando al país a desarrollarse económicamente pero sin dejar un impacto tan negativo en nuestro entorno”, concluye.
En definitiva, Aclima llega a su 30º aniversario demostrando que el progreso económico y el medio ambiente pueden ir de la mano. A partir de nuevos espacios de colaboración y de una aplicación más inteligente de los recursos, el clúster vasco se posiciona como un actor clave en el camino hacia un futuro más verde.