Este montañero de los pioneros es, como dice la cita coloquial de dos palabras del titular, un fenómeno, poco conocido, citado y menos recordado. Es tan grato darle vida que dan ganas de no parar en el reconocimiento a muchos montañeros vascos que organizaron nuestro deporte en origen.
Ramón Tellaetxe Vallet tuvo una vida montañera ejemplar. Yo lo tengo como escalador, era su pasión. Fue componente del primer descenso rápel que conozcamos en suelo vasco, el Pico del Fraile, el 8 de julio de 1934, en cordada con Alberto Abos y Angel Sopeña. Diez años antes Ángel había hecho la primera escalada de la historia de nuestro deporte, en ese lugar, seguro que fueron a festejarlo, no me cabe duda.
La irrupción del rápel la cuenta el rotativo EXCELSIUS, dos días después de la hazaña, en una crónica de seis párrafos, de la siguiente manera; CLUB DEPORTIVO. Fuera de los caminos trillados. UNA NUEVA VÍA EN EL PICO SOPEÑA. El pasado domingo, día 8 de julio, tuvo lugar la realización de un hecho inédito que consideramos de verdadero relieve en las montañas actuales, ya que abre nuevos horizontes a las posibilidades técnicas de nuestros escaladores y, en general, del montañismo vasco en la alta escuela de montaña. Se trata de un descenso absoluto desde la hercada superior de “Fraile”, entre la capucha y la cabeza, por la pared O. SO., efectuada en tres cordadas (propiamente, en dos “rappels”)…
Advierte el periodista, que no firma, sería del CDB sin duda alguna, que todo aquel que no tenga preparación no lo intente al precisarse facultades morales y físicas, conocer el oficio. Así acaba el artículo.
El 22 de julio de 1934, catorce días después del primer descenso en cuerda al aire por una pared vertical, escalan el Diente del Ahorcado, Sopeña y Tellaetxe, también hacen rápel, será el segundo. Recoge el anillo de cuerda de la cumbre Yhon. Este montañero era persona muy popular. Acompañó a Quintanal en la marcha de las 10 horas del Bilbao Alpino Club en 1936, de la que ya hemos contado detalles en el serial BAC.
Nuestro protagonista de hoy en 1936 fue uno de los pocos que estuvieron en la cueva de la Dama de Anboto, también pioneros en llegar a la vulva de Mari, con Quintanal y Sopelana. Era un gran recogedor de cosas que otros dejaban en las cumbres importantes. Curiosa esta colección que a saber si sigue viva.
Solicité a Gotzon Abos ayuda en la búsqueda de información de este alpinista. Algunos pocos resultados son que figura con el nº 2668 en la lista de socios del CDB de 1933. Aparece su hermano Alberto con el nº 543. En esa lista tenemos citados a la crema escaladora del momento, léase Sopeña con el nº 83, Aostri el 1444, Abos el 1771 y Odiaga el 2739. Cinco gigantes de una de las mejores cordadas que haya tenido nuestro deporte.
En la Memoria del CDB de 1932, sección ciclista, participa Ramón Tellaetxe en el campeonato social ciclo-humorístico. Llega en el puesto 14, con Carranque en el 16 y Abos el 17. Antonio Ferrer el 13. Eran de la cordada. Al año siguiente se le cita en el concurso de 1500 km libres, consiguiendo la medalla de plata.
Aparece también en la sección de Circo y en la de Montaña, claro. Figura en la lista del Concurso de altura (15.000 metros). En 1934 lo vemos citado en el Concurso de 1500 kilómetros, pero libres, renueva la medalla de plata. Idem como premio en la sección de Circo, figurando en la de Montaña en el Concurso libre de 15 montes.
Sabemos de otras pocas noticias de Ramón en La Gaceta del Norte, Historia testimonial I (Iturriza), Jesús de la Fuente y Cesar Estornés. Parece hay relación de las familias Tellaeche y Vallet con Lekeitio de por medio, ¿serían veraneantes de la joya y villa bizkaina?
TELLAETXE GUDARI
Ramón estuvo enrolado en el Batallón Ochandiano, como su gran amigo Abos, en la compañía Fano. Hemos localizado seis páginas de las nóminas del batallón (de un archivo de 505 páginas). Vemos que la primera es del mes de octubre de 1936 y la última de febrero de 1937. No sabemos qué pasó después. No lo vemos en las listas de enfermos, ni en otras compañías. Pudo cambiar de batallón, hecho prisionero, fallecer… Sólo recordarlo y ponerle cara pública, ha merecido la pena escribir esto.