El mundo dará hoy el último adiós a Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco. A lo largo de sus poco más de doce años de papado, el argentino ha dejado muchas imágenes curiosas, pero, sin duda, una de las más recordadas en Euskadi es aquella que protagonizó en diciembre de 2013 cuando se puso la txapela en la plaza de San Pedro del Vaticano. Tras aquella icónica foto estuvo el empeño y la dedicación del santurtziarra Borja Bilbao, quien estos días, tras el fallecimiento del Papa Francisco, está recordando con especial cariño aquel momento. “Puedo decir que por ahora, aquel es el instante más especial de mi vida”, explica este santurtziarra que pertenecía al Club de Amigos y Amigas de la Boina de Currito.
La idea de tratar de que Francisco se pusiese la txapela les llegó de otro antecedente, cuando Benedicto XVI se puso el tricornio de la Guardia Civil. “Se nos ocurrió intentar que se pusiese la txapela. Como soy bastante cabezota, organicé el viaje a Roma y estuve hablando durante mes y medio con el Vaticano para conseguirlo”, recuerda Borja. Él junto a nueve personas más de la localidad marinera tomaron rumbo a la Ciudad del Vaticano con el propósito de lograr aquel momento que ya ha quedado para la posteridad en Euskadi. “Sabía que sería difícil, pero tenía claro que lo iba a intentar hasta el final”, rememora Borja. Primero le tiraron dos txapelas que cogió el equipo de seguridad del Papa Francisco y al tercer paso del pontífice por donde estaba el grupo de santurtziarras entre otras muchas personas, Borja se subió a la valla para tratar de entregarle a Francisco otra txapela y pedirle que se la pusiera. Lo logró, además, tirando de ingenio. “El guardia me dijo que solo me daba un segundo y el jefe de seguridad también vio que iba con buena intención. Entonces, subido a la valla decidí llamar al Papa por su nombre y le grité: ¡Jorge! Este se giró extrañado, me miró, me preguntó que si la txapela era para él, le dije que sí, se la entregué y le pedí que se la pusiera”, describe Borja.

El Papa Francisco se puso la txapela, aunque lo hiciera del revés, la imagen dio la vuelta al mundo y durante unos días, el teléfono de Borja echó humo por las llamadas que le hicieron muchos medios de comunicación. Tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio, en un plazo de entre dos y tres semanas, habrá un nuevo Papa. Sea quien sea el elegido como nuevo pontífice, Borja Bilbao tiene claro que no volvería a repetir aquella iniciativa. “No lo volvería a hacer porque creo que no va a haber otro Papa para mí como él. De hacer algo como lo que hicimos aquellos días, solo podía ser con él”, reconoce Borja Bilbao, el santurtziarra que entregó la txapela al Papa Francisco.