La pandemia que se inició hace, justamente, cinco años cambió la sociedad. Aquellos tiempos de hospitales saturados, de muerte, confinamientos y esperanza en la creación de una vacuna efectiva cambiaron muchísimas cosas en la sociedad que han llegado para quedarse. Sin embargo, aquellas larguísimas jornadas de confinamiento para tratar de evitar, en la medida de lo posible, el contagio de la covid-19 también hizo que muchas personas encontrasen aficiones y talentos que, hasta la fecha, permanecían ocultos.

Es el caso del jarrillero Lázaro Francia, quien en aquellos tiempos de escasísima interacción social y encierro se puso a realizar miniaturas de casas, llaveros, tarjeteros y demás elementos a base de madera y palos y, lo cierto, es que este hombre de 80 años tiene mucho arte a la hora de hacer este tipo de creaciones. Tanto que esta próxima semana se podrá disfrutar de una pequeña selección en el centro social San Roque de Portugalete, tras haber pasado previamente por el centro cultural Santa Clara y el centro social de Buenavista respectivamente. “Esta es la primera vez que hago una exposición y la verdad es que me hace muchísima ilusión, sobre todo porque es en Portugalete, mi pueblo”, apunta Lázaro, quien desarrolló la inmensa mayoría de su carrera profesional como metalista, hasta el punto, de que tuvo una metalistería en Santurtzi hasta que llegó el momento de retirarse y disfrutar de la jubilación.

Su primer reto a la hora de hacer estos elementos en madera que hoy forman parte de la exposición fue crear una caja nido para los pájaros. Sin saberlo, estaba iniciándose en una afición en la que ahora invierte mucho de su tiempo libre. El proceso de creación de estos elementos entre los que destacan las maquetas de casas comienza desde la misma base, buscando los palos, ramas y las maderas más idóneas para, después, cortarlas, pegarlas y dar forma a sus obras. “Busco las ramas, las cojo y en alguna maqueta lo que he hecho ha sido hendiduras para ir anclándolas entre ellas. Más o menos ha sido como hacer mi propio puzle. En la mayoría de los casos todos los materiales que uso son naturales y en alguna maqueta he usado musgo”, declara Lázaro, quien pasó la pandemia en un caserío de Barrika que, como no podía ser de otra manera, también reprodujo en una maqueta que cuenta con todo lujo de detalles.

Si uno repara en el exterior de la maqueta encuentra todos los detalles que podría apreciar viendo el baserri a escala real, pero Lázaro quiso ir mucho más allá y el tejado de la maqueta se puede levantar dejando al descubierto un interior plagado de detalles. “Si te fijas, está amueblado de forma muy parecida a como lo está en realidad el caserío”, asegura Lázaro, quien también realizó otra trampilla para que se pueda ver y disfrutar la planta baja del baserri que es una de las joyas de esta exposición de esta muestra que estará hasta el domingo 2 de febrero en el centro social San Roque.

La maqueta del Puente Colgante ha sido restaurada. Miguel A. Pardo

Esa maqueta es muestra de todo el trabajo que conlleva hacer una obra de este tipo con tanto detalle, puesto que hasta las tejas las hizo cortando pequeños tubos para, finalmente, darles la forma de teja. “No te sabría calcular exactamente cuánto tiempo tardé en hacer esta maqueta porque me pongo a hacerlas a ratitos, pero puedo decir que invertí más de dos meses de trabajo y desde que la empecé hasta que la acabé pasaron seis meses”, indica Lázaro quien en otras maquetas se ha animado hasta a poner electricidad a las mismas para que éstas tengan luz.

De hecho, “siempre hay cosas que hacer. Si no estoy con una maqueta, estoy con otra y si no haciendo cosas en el caserío. La edad es lo de menos a la hora de hacer cosas”, explica este jarrillero que es todo un ejemplo de cómo afrontar un envejecimiento activo.

Un puente colgante de aluminio

En la exposición se pueden ver media docena de maquetas de casas y otros elementos de menor tamaño, pero su colección es mucho mayor. “Tengo un espacio en casa para guardar las cosas que voy haciendo, pero la verdad es que ese espacio ya no da para mucho más”, indica Lázaro, quien pertenece a la Asociación de Vecinos de Buenavista. Pero también se puede gozar de una maqueta del Puente Colgante hecha con aluminio, una obra que realizó allá por el año 2012, que estuvo durante mucho tiempo en la entrada del Gran Hotel Puente Colgante y que ahora está en la exposición tras haber sido restaurada. “Había elementos que ya estaban rotos y por eso me puse a restaurar la maqueta. Uno de los elementos que he repuesto ha sido la barquilla”, reconoce Lázaro.

Tras toda una vida dedicándose a trabajar con aluminio, este portugalujo no ha notado demasiado el haber pasado a hacer de la madera su vehículo para mostrar su gran habilidad. “No hay demasiada diferencia entre un material y el otro. Hay que dedicarle mucho trabajo, paciencia y cariño. Invito a todas las personas a que vengan a ver mi exposición”, concluye Lázaro Francia, un manitas que a sus 80 años hace auténticas obras de arte con madera, mucho trabajo y altas dosis de pasión.