“Tengo un pie en la tumba. Literalmente”. Esta expresión de Desirée Vila provocó la carcajada entre las más de 200 mujeres reunidas la semana pasada en la Torre Iberdrola con motivo de una nueva sesión de Women Lab Bilbao, una red de contactos que conecta a más de 500 directivas y empresarias vascas. Obviamente, la atleta paralímpica no se refería a que el final de sus días estuviera próximo. Lo que pretendía, de forma jocosa, era recordar que la pierna que le amputaron hace ya casi diez años reposa en el nicho familiar. “Cuando te amputan una pierna, te dan tres opciones: incinerarla, donar a la ciencia o enterrarla. Yo estaba en la UCI y mis padres decidieron enterrarla”, explicaba la gallega, que encandiló a la audiencia con el sentido humor con el que repasó la dura experiencia de perder un miembro. Una receta perfecta en el marco de una jornada cuya temática se centraba en el binomio ‘Mujer y Salud Mental’.
“A mí no me hacen falta dietas milagrosas, yo soy capaz de perder 5 kilos en 5 segundos, no tengo más que quitarme la pierna”, ironizaba Vila, en referencia al peso de la prótesis que sustituye a su pierna derecha. Esta le fue amputada cuando tenía 16 años, tras sufrir en un entrenamiento de gimnasia acrobática una rotura de tibia y peroné que derivó en una necrosis. “Mi madre me decía que debía buscar la parte positiva de lo ocurrido. Y yo no la veía. Pero ella me insistía en que la acabaría encontrando. Y sí, al final la encontré: depilación y pedicura a mitad de precio”, abundó la deportista entre las atronadoras risas de la concurrencia.
Vila establecía tres claves fundamentales para hacer frente a los golpes de la vida. “La primera es rodearte de buenos profesionales”, comentó. Para reforzar la idea, relató lo vivido cuando, pasado un tiempo del accidente, empezó a entrenar con el equipo estatal de atletismo adaptado: “Tuve mucho miedo a volver a lesionarme. Lo tuve que trabajar con una psicóloga deportiva. Seis años más tarde, ella sigue formando parte de mi equipo”.
Otro aspecto decisivo está en “rodearte de buenas personas”. En este sentido, destacó el apoyo que recibió de sus compañeros de instituto al retomar los estudios tras la amputación: “Me daban muchos ataques de ansiedad en clase. Entonces, mis amigos aprendieron una técnica para ayudarme. Venían conmigo al baño y me acompañaban con la respiración hasta que recuperaba la normalidad y podía volver a clase. Aprobé el curso en parte gracias a mis compañeros”.
Pero no menos importante es, para Vila, el centrarse en lo que una misma puede hacer frente a una adversidad. Así, subraya la importancia de saber pedir ayuda. Ella tuvo que aprender a hacerlo, cuando se negaba a que sus compañeros le llevaran la mochila, pese a las dificultades que tenía para manejarse con ella y con las muletas a la vez: “Para mí eso es la salud mental, saber pedir ayuda y no sentirte menos que los demás por ello. Y poder ofrecerla cuando alguien de tu entorno la necesita, incluso cuando no sabes cómo hacerlo”.
Del mismo modo, entiende que resulta muy beneficioso “el ver los cambios como una oportunidad”. Lo dice con conocimiento de causa: “Desde que me cortaron la pierna, he hecho cosas que nunca me hubiese imaginado que iba a hacer. He ido a dos Juegos Paralímpicos y voy a por los terceros. Y muchas cosas más”.
También pasó por el estrado la catedrática de Pisquiatría de la UPV/EHU y directora científica del CIBERSAM Ana González-Pinto, quien destacó que las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir problemas de salud mental. En el caso del más común de ellos, la depresión, “el riesgo es el doble en la población femenina respecto a la masculina”. Y en cuanto a la demencia asociada al envejecimiento, suele aparecer de media diez años antes en las mujeres que en los hombres. Respecto a la esquizofrenia, “mientras que entre los varones suele aflorar entre los 15 y los 35 años, entre las mujeres puede hacerlo a cualquier edad y se da más entre las mayores de 50 años, cuyo pronóstico es peor tras la menopausia”. Con todo, para González-Pinto “podemos luchar contra el determinismo genético”, ya que los factores ambientales, relacionados con un estilo de vida saludable, tienen una mayor influencia que la superior propensión a las enfermedades mentales.
Completó la terna de ponencias la directora de marca y comunicación de Eroski, Ainhoa Oyarbide, quien subrayó el peso que las mujeres tienen en esta compañía, en la que suponen el 77% de las personas empleadas y ocupan el 74% de los puestos de responsabilidad. Por otro lado, desveló que los trastornos mentales, con un 15,3%, son la segunda causa de absentismo laboral en la cadena de supermercados, solo por debajo de las dolencias neuromusculares (44%). Al hilo de ello, Oyarbide describió el programa de bienestar puesto en marcha por Eroski, que cuenta con un servicio de “ayuda psicológica preventiva e individualizada” que ha logrado reducir en casi un 9% las jornadas perdidas por este tipo de trastornos .