No hay duda sobre lo que ocurrió aquel 19 de octubre de 2022 en el Hospital de Basurto de Bilbao; la propia acusada ha reconocido que robó al bebé engañando a su madre haciéndose pasar por personal sanitario.
Ahora, la pena que se le aplicará dependerá de los cargos y atenuantes que considere probados el tribunal, presidido por la magistrada Reyes Goenaga, y que entran dentro de una horquilla que va desde los siete años de prisión que pide la acusación particular, ejercida por la familia, al acusarla de dos delitos de detención ilegal y abandono de una persona vulnerable, hasta los nueve meses que solicita su defensa, ya que entiende que no abandonó al bebé, tiene sus capacidades mermadas, confesó lo ocurrido y ha intentado reparar el daño al haber abonado a la familia 6.000 euros desde que ocurrieron los hechos. La Fiscalía, por su parte, reclama cuatro años de cárcel.
Sobre esos aspectos han girado las declaraciones de los testigos y peritos que han comparecido este martes en el juicio celebrado en la Audiencia de Bizkaia. Tras la acusada, los padres del bebé y una enfermera que se encontraba trabajando aquella tarde y que ha confirmado que la encausada estuvo en el pabellón de Maternidad "vestida de blanco, de médico" y que entró y salió de las habitaciones, la primera en hacerlo ha sido la amiga que contactó con ella la mañana del día siguiente.
"Solo lloraba"
Esta mujer ha contado que se enteró del rapto al levantarse sobre las 8.00 horas, a través de un grupo de wasap, y reconoció a la acusada, que en el momento de los hechos tenía 24 años, en las imágenes que difundieron para tratar de encontrar al bebé. "Fui a casa de su madre, que vive cerca mío y le conté lo que había pasado, porque ella no lo sabía", ha señalado. Allí acudieron varios policías, que les facilitaron un número de teléfono para avisar si lograban ponerse en contado con ella. De vuelta a su casa, llamó a su amiga, que le contestó a la primera. "Prácticamente no hablaba, solo lloraba y decía 'lo siento, lo siento, ¿qué hago?, ¿dónde tengo que ir?", ha referido, confirmando que su intención era entregarse a la policía. Finalmente, le dijo que estaba en Zorroza, pidió un taxi para acudir a su encuentro y avisó a la policía de que la había localizado.
¿Se puede considerar confesión? En ningún caso para la familia. "Solo contó lo ocurrido cuando ya había sido descubierta", ha subrayado la acusación particular, quien ha añadido que intentó "despistar a la policía" cambiándose de ropa y entregando a su amiga el móvil, en el que los peritos de la Ertzaintza hallaron planos del Hospital de Basurto e información sobre raptos de bebés, lo que, consideran, prueba que los hechos no fueron fruto de un arrebato. El agente que tomó declaración a la arrestada también ha contado que inicialmente se negó a contar lo ocurrido y que "solo contestaba a las preguntas de su abogado. Cuenta hechos pero no contó todos los hechos, ni todos los hechos que contó eran ciertos", ha advertido. Una visión completamente opuesta a la de la defensa, para quien esa colaboración supondría una atenuante muy cualificada. "Entrega al bebé y reconoce los hechos", ha recordado su abogado. "No se puede hacer más para colaborar y esclarecer los hechos".
"No vio a nadie en las escaleras"
También ha testificado la vecina de la vivienda de Santutxu en cuyo felpudo dejó la acusada al bebé a primera hora de la mañana. Estaba preparando el desayuno cuando se enteró del rapto al ver la noticia en el móvil; acto seguido escuchó el timbre de la puerta. "No vi a nadie al mirar por la mirilla; abrí la puerta y me encontré con la criatura, la cogí en brazos y me metí dentro", sin llegar a ver a la encausada. "Mi hijo salió escaleras arriba y abajo, pero no vio a nadie".

Son los hechos en los que la acusación particular ve un delito de abandono, ya que el bebé se encontraba a su cargo en ese momento y no se preocupó de confirmar que alguien le iba a encontrar. "¿Qué habría ocurrido si nadie hubiera abierto la puerta?", se ha preguntado la abogada. "Lo correcto habría sido entregarlo a la policía. Puso al bebé, que tenía un día de vida, en riesgo, dejándolo en un felpudo sin protección ni cuidado". La defensa, sin embargo, ha sostenido que sí esperó, dentro del ascensor, a que la puerta se abriera, para asegurarse de que alguien lo iba a recoger.
Coeficiente intelectual
Otro de los aspectos que el tribunal deberá tener en cuenta a la hora de emitir sentencia son las capacidades mentales de la acusada. A este respecto, dos médicos forenses han explicado que tiene un coeficiente intelectual de 75, "entre la normalidad y el retraso mental", que se considera cuando se sitúa por debajo de 70.
Pese a ese "funcionamiento intelectual límite" supone una "alteración leve" de sus capacidades, consideran que es "suficiente" para entender la entidad de sus conductas. También han descartado que los intentos fallidos de ser madre de la joven hayan alterado esas capacidades y que tuviera alguna drogodependencia, ya que las pruebas que le realizaron solo constataron consumos esporádicos de cocaína, anfetaminas y cannabis. La defensa ha considerado esa alteración leve suficiente para pedir la atenuante por trastorno mental.