El pasado mes de diciembre el Ayuntamiento de Sestao puso en marcha una iniciativa piloto por la que cinco farolas del espigón de La Benedicta funcionaban con energía solar. La prueba estaba marchando bien, tanto es así que desde el Consistorio sestaoarra ya estaban iniciando los trámites para poner placas solares en una treintena de farolas de este punto de la localidad, un proyecto para el que ya se habían reservado 5.000 euros.
Pero los buenos propósitos de esta experiencia piloto se han topado con que los amigos de lo ajeno también evolucionan en sus malas prácticas y en las últimas dos semanas han sido robadas las cinco placas fotovoltaicas que surtían de energía a las cinco farolas. De hecho, a día de hoy de esos cinco puntos de luz solo queda el poste, puesto que las luminarias han sido arrancadas para llevarse las placas.
Desde el Consistorio sestaoarra han asistido a estos hechos con un sentimiento de desagradable sorpresa, puesto que no creían que las placas fotovoltaicas iban a ser un elemento tan goloso para los amigos de lo ajeno. Pero, por desgracia, los cacos no lo habrían tenido demasiado difícil para hacerse con las placas, puesto que habrían accedido a las mismas subiéndose a las barandillas del espigón. Ante estos hechos, la institución local sestaoarra está analizando qué medidas tomar para tratar de acabar con la sustracción de las placas fotovoltaicas.
En este aspecto, una de las ideas que manejan los responsables municipales es que las nuevas farolas que sustituyan a estos dispositivos sean más altas para, de este modo, dificultar la sustracción de estas placas. “Vamos a estudiar el poner las farolas más altas o poner un suplemento a las ya existentes para tratar de evitar que se lleven las placas. Está claro que tenemos que buscar una solución”, señaló Alfonso Tapia, edil de Obras del Ayuntamiento de Sestao.
Lo cierto es que en el Consistorio se encuentran con una problemática que, por desgracia, no es nueva. De hecho, la decisión de colocar las placas fotovoltaicas en estas cinco farolas que han sido atacadas llegó tras los continuos robos de cable que dejaron inutilizadas las 30 farolas que alumbraban este punto. Esta ausencia de iluminación ha hecho que el espigón de La Benedicta sea un lugar en el que la sensación de seguridad se ha reducido en los últimos tiempos.