Hace hoy tres años, una lengua de 800.000 metros cúbicos de tierra y residuos de 330 metros de largo y 160 de ancho se llevó por delante la vida de Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán, trabajadores del vertedero de Zaldibar, y abrió una crisis medioambiental en Euskadi. Los responsables de Verter Recycling, la empresa que lo explotaba, admitieron que mantuvieron la actividad de la planta a pesar de haber tenido conocimiento de la existencia de grietas en el vaso dos días antes del colapso de la escombrera. A día de hoy, siguen sin asumir los trabajos necesarios para su sellado definitivo.

Unas labores que ha asumido, de forma subsidiaria, el Gobierno vasco. Actualmente, se avanza en las obras de sellado temporal del vertedero, que estarán concluidas a mediados del mes de mayo. El departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente no solo ha iniciado un expediente sancionador a la empresa por no hacerse cargo de su mantenimiento una vez producido el derrumbe, sino que exigirá el pago de todos los trabajos que se han llevado a cabo en la zona, y cuyo coste supera ya los 30 millones de euros.

El Gobierno vasco inició el pasado mes de octubre una nueva ejecución subsidiaria en Zaldibar, después de que los informes técnicos constataron en aquel momento que las condiciones de estabilidad del vertedero habían empeorado, "a causa de la ausencia del mantenimiento requerido". Así, y de cara a evitar cualquier riesgo en la antigua escombrera, se empezaron a ejecutar las labores de sellado provisional de la misma, que permitirá evitar la filtración de agua de lluvia que haría que la masa de residuo subterránea ganara peso, garantizado así su estabilidad.

En las primeras semanas las tareas se centraron en volver a acondicionar el terreno, desbrozando de todo tipo de arbustos y árboles la superficie del vaso de vertido original.

Soldadura sin humedad

Actualmente se está procediendo a colocar paños de polietileno que, una vez soldados, cubrirán la superficie del vertedero. Uno de los trabajos más delicados será la soldadura de las diferentes piezas, ya que hay que hacerlo cuando no haya ningún tipo de humedad para preservar la integridad del sellado. El buen tiempo y la ausencia de lluvia de los últimos días está permitiendo avanzar a buen ritmo con estas labores; tienen un plazo de ejecución de siete meses, por lo que para mediados de mayo estará culminado todo el sellado.

Las obras se han dividido en dos fases, una primera, que es la que se está ejecutando actualmente, en la zona más cercana al dique, donde la inclinación es mayor y que estarán culminadas para el mes de marzo, y la segunda en la parte alta del vertedero.

Otros aspectos importantes son el anclaje de las láminas soldadas, para que el viento no afecte al sellado, y que la superficie del vertedero esté limpia de elementos como piedras o ramas. Para ello, entre los viales horizontales que se han habilitado entre cada pendiente se colocará un material granular fino que evitará que el sellado se dañe.

Cobro de la deuda

Las obras se completan con un seguimiento del nivel freático en dos puntos del vaso de vertido y del caudal de salida del lixiviado, para asegurar que el vaso de vertido drena de correctamente.

Una vez que terminen todos estos trabajos, el Gobierno vasco exigirá el pago del coste de las actuaciones, que en este caso ascienden a 2,6 millones de euros. En caso necesario, además, adoptará las medidas que hagan falta para cobrar la deuda, al igual que lo ha venido haciendo hasta ahora con el resto de las deudas que han generado los trabajos, que suman ya 28 millones de euros.