Carolina Márquez -nombre ficticio- tuvo que abandonar El Salvador en 2022 por oponerse a las excarcelaciones arbitrarias de sus compatriotas, ordenadas por el entonces presidente de la República, Nayib Armando Buleke. Con la “guerra contra las maras” como pretexto, el líder de Nuevas Ideas desplegó en ese año un arsenal de represión. Su arma más mortífera, según numerosas organizaciones que trabajan en favor de los Derechos Humanos, es el terror. El terror que llevó el pasado año a solicitar asilo político a más de 40 millones de salvadoreños en diferentes Estados, según los datos de Acnur.
Márquez recaló en Bizkaia, un territorio que recibió el pasado año, de acuerdo con los datos facilitados por el Ministerio de Interior, recibió 2023 solicitudes de asilo de personas que, como ella, tuvieron que abandonar su país para preservar la vida. Algunos, porque poseen identidades y albergan deseos contrarios a los mandatos religiosos que dominan la vida pública; otros, en cambio, porque tuvieron que huir del ensordecedor estruendo de las bombas o como consecuencia de una catástrofe natural. Según la misma fuente, las principales nacionalidades de los solicitantes fueron, en orden descendente, Venezuela, Colombia, Perú, Marruecos, Honduras y Nicaragua.
El perfil de las personas que buscan refugio en territorio vizcaino -y en el conjunto de la CAV- es el de una mujer con menores a su cargo, hasta en el 54% de los casos, y el de varones. Las primeras suelen alojarse en las dependencias habilitadas para este propósito en Oñati mientras que los segundos lo hacen en Tolosa, según los datos facilitados por Zehar-Errefuxiatuak a Grupo Noticias.
De todo el número de solicitudes presentadas en 2022, solo el 5% de las se zanjaron con una resolución positiva, así lo denuncia la misma organización. Aunque son aún cifras por debajo del nivel prepandemia, ya que en 2019 se registraron 4.826 peticiones, la ONG detectó un repunte por la apertura de fronteras tras la covid, ya que en 2020 se recibieron 3.085 solicitudes y 1.724 en 2021.
Un 120% más de solicitudes además, según Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración el pasado año las solicitudes de asilo en el conjunto de Hego Euskal Herria -esto es, en la CAV y Nafarroa- crecieron hasta en un 120%. De todas ellas, la mayoría se registraron en el Territorio Histórico de Bizkaia. “Un aumento importante, que acerca las peticiones a las cifras récord de 2019, pero parece pequeño si se compara con el salto dado en solo una década; 83 personas demandaron refugio en 2012.”, apostilla el Observatorio.
De acuerdo con la misma fuente, la mayoría de los solicitantes de pasado año eran de Colombia y Venezuela, dos Estados que atraviesan situaciones político-sociales complejas. El primero, por las consecuencias derivadas de las guerrillas, que han asolado el país en tiempos recientes; el segundo por la galopante inflación y el consiguiente empobrecimiento de la población, resultado del bloqueo económico impuesto por EE.UU.
Hace diez años, sin embargo, la situación era bien diferente. De acuerdo con los datos que maneja Ikuspegi, las personas que buscaban refugio en Bizkaia procedían de países como la República Democrática del Congo, con doce personas, seguido por Siria (9), Guinea (6), Nigeria (5) y Costa de Marfil (4). Todos ellos en guerra.
Por otro lado, en el año 2022 también se facilitaron canales para la acogida de ciudadanos ucranianos. La mayoría de los habitantes de la ex república soviética que recalaron en Bizkaia se acogieron al sistema de la protección temporal. Eran, de acuerdo con el Observatorio, “ mujeres con menores a su cargo, y en todos los casos la petición fue atendida favorablemente gracias a la activación de la directiva de protección temporal europea”. Un Dato que “contrasta muchísimo con el resultado de las respuestas administrativas” interpuestas por ciudadanos de otras partes del mundo.