“Cinco voces, cinco amigos con un mismo sentir: la canción”. Así se define el grupo Ahotsak Sodupe Musika, que regresa con su sexto trabajo. Titulado El invierno junto al sol, como una premonición del tiempo tan atípico para esta época del año, confiesan que “es una parada que ha tardado, pero merecerá la pena, y mucho”. El disco consta de cinco temas inéditos “con sabor a viejo café”, creados por uno de sus integrantes, Alberto Irazabal, que habla de “aires de espirituales negros en algunos de ellos”. Composiciones todas “ricas de melodías elegantes, letras llenas de vivencias y unas armonías muy elaboradas”, describen. Completan la formación los hermanos Arturo y María Jesús Baranda, Bingene Terreros y Jessica Cano.

Instrumentistas y cantantes en un quinteto que elige renunciar a discográficas y productores. Creen “en nuestra fuerza y música apartándonos de modas e industrias”. Y les gustaría “presentar uno de los temas de nuestro nuevo CD en el programa Nos echamos a la calle de ETB para acercar nuestro arte a una mayor audiencia”.

A lo largo de su trayectoria se mantienen “fieles a una forma de cantar, a lo que se llamaba folk song”. Es decir, “la pasión por la canción ligera es una constante para nosotros, el principio activo de que sigamos tantos años en los escenarios”. En este tiempo han interpretado desde “temas de la misa campesina nicaragüense de Carlos Mejía Godoy, así como de la ópera rock Jesucristo Superstar”. En las fiestas patronales de Sodupe en verano se subieron al escenario por última vez “con una magnífica respuesta del público”.

Vestuario

Otra de sus señas de identidad es su colorido y característico vestuario con el que siempre nos sorprenden. María Jesús Baranda revela que al público “le llama la atención nuestro vestuario con esas maxifaldas y estampados de flores; el folk hace referencia a las costumbres y necesidades de los pueblos y de ahí nuestro atuendo étnico”.

“¿Por qué El invierno junto al sol? A pesar de que somos diferentes compartimos cierto tiempo cantando juntos y vibramos de forma similar”, incluso en situaciones “complicadas en el grupo coral a nivel personal la música está por encima de todo, hemos vivido momentos inolvidables que recompensan cualquier dificultad”, comentan. “A estas alturas de la vida, con 55 años que tengo, lo que quiero, entre otras cosas es disfrutar; en este caso con el grupo, que lo paso fenomenal. Intento sumar y aportar cosas interesantes, de lo contrario, no tendría sentido alguno”, agrega Alberto.