"Me han ayudado a volver a sentirme una persona completa, sin avergonzarme ni sentirme culpable", ha relatado Amaia, bioquímica incapacitada tras recibir el diagnóstico de que sufre retinosis pigmentaria.  En el año 2020 se le diagnosticó esta enfermedad que deteriora lentamente las células de la retina. Trabajaba viajando por todo el mundo hasta que dicho diagnosticó truncó su carrera. Durante un tiempo fue capaz de seguir trabajando, hasta que hace un año perdió totalmente la visión del ojo izquierdo y conservándola muy ligeramente en el ojo derecho. Para ella, entrar en la ONCE supuso "un respaldo importante" porque al afiliarse "encontró una familia". En dos meses se ha sentido siempre "totalmente respaldada y comprendida. "Es un proceso muy duro, soy madre de dos niños pequeños. Recientemente me han concedido la incapacidad y ahora opto a la gran invalidez", ha explicado durante la rueda de prensa. Bajo su experiencia, las personas invidentes pueden llegar a sentir culpa, e incluso sentirse fracasadas, y sobre todo han de aprender a afrontar los prejuicios sociales que caen sobre ellos; motivo por el cual ha agradecido a los técnicos de rehabilitación de la ONCE su labor de cara a afrontar el proceso de perder la vista.

En el 2022 la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE) alcanzó máximos históricos en lo que respecta a la generación de empleo de personas con diversidad funcional, como es el caso de Ander Miranda o Ainhoa, que han participado en la rueda de prensa celebrada por la ONCE a lo largo de la mañana del jueves. El pasado año, la ONCE firmó un total de 8.401 contratos indefinidos, de los cuales 1.155 fueron para vendedores de productos de lotería, de ellos, 26 en Euskadi. Estos datos los ha revelado la fundación a lo largo de la rueda de prensa a la que han acudido la delegada de la ONCE, Usue Vallejo; y el presidente del consejo territorial, José Antonio Pérez, así como tres trabajadores de la ONCE dispuestos a contar sus diversas experiencias dentro de la ONCE, sus procesos de adaptación y el camino que siguieron hasta conseguir un empleo.

Ander Mirando, repartidor de cupones de la ONCE Oskar Gonzalez

Un mundo diferente

"Es de agradecer a la ONCE la oportunidad que otorga a tantas personas invidentes para darte cuenta de que eres capaz de seguir trabajando", agradece Ander Miranda, vendedor de cupones de la ONCE en Donostia. Su andadura dentro de la ONCE comienza en 2014 cuando decide afiliarse a la organización, a la que asegura que se llega "con muchos miedos". Sin embargo, cuando Ander logró superar las barreras y aceptar sus nuevas capacidades, empezó a trabajar como vendedor en el año 2017, consiguiendo un contrato indefinido en el año 2022. Del mismo modo, ha recalcado en la rueda de prensa celebrada a lo largo de la mañana del jueves, la importancia de proyectos como este para concienciar a las personas ciegas de que son igualmente válidas, que pueden aspirar a una estabilidad económica y con ella, realizar proyectos personales.

Dentro de la ONCE también se generan historias de jóvenes como Ainhoa. Actualmente, trabaja como recepcionista en el Hotel Illunion de San Mamés. Su andadura comienza cursando la beca CRUE, una ayuda económica para aquellos estudiantes con una discapacidad legalmente reconocida con al menos un 33%, matriculados en las Universidades españolas. Tras finalizar sus estudios, se sumergió en el programa Inserta, mediante el cual la fundación orienta laboralmente a los usuarios en cualquier disciplina laboral. Dentro del hotel, Ainhoa ha confesado que siente que está en comunidad, lo cual para ella suele ser extraño en el ámbito laboral; así como se logra tener un sentido de pertenencia. "Una vez entró una niña al hotel preguntándome por qué en la entrada pone 'Bienvenidos a un mundo diferente', ha comenzado ha explicar la joven. Ainhoa le explicó a la niña que el recibimiento del hotel era con motivo de las capacidades diversas que poseen los trabajadores del mismo, a lo que la niña respondió explicándole que ella tenía dislexia, y que por tanto, ella también tenía capacidades distintas. "Esto me parece un ejemplo perfecto para visibilizar la labor de la fundación en aras de la inclusión de las personas con diversidad funcional", ha admitido Ainhoa.

Ainhoa trabaja en el Hotel Ilunion San Mamés de Bilbao Oskar Gonzalez

Rehabitación

Tras las historias de personas como Ander, Ainhoa o Amaia, están personas como Arantza Uriarte, quienes ejercen labores que abarcan desde campos como la psicología o el trabajo social, entre otros. Es técnica rehabilitadora de la ONCE. A lo largo de su carrera ha trabajado con personas que se han encontrado en etapas muy distintas de la vida, y cuyas capacidades o discapacidades eran muy distintas. "Cuando una persona llega a mí, lo primero es determinar cuál es su discapacidad, qué grado tiene... Hecho esto, el siguiente paso es ayudarles a buscar herramientas para manejarse en su vida diaria", ha desarrollado la técnica. Tal y como ha continuado narrando, se atienden tanto a personas con invidencia total, así como a usuarios con visibilidad parcial; atendiendo a esto, los distintos trabajadores de la ONCE estructuran y preparan programas distintos para cada usuario. No obstante, Uriarte ha recalcado la importancia del trabajo en equipo y la coordinación. La profesional ha insistido en que tanto psicólogos, como técnicos o trabajadores sociales han de planear juntos todo el trabajo que va a llevarse a cabo a fin de que el usuario logre el objetivo que persiguen tanto él como la fundación ONCE: una vida autónoma.

La ONCE presentó este jueves los datos de empleo en trabajadores con incapacidad visual Oskar Gonzalez