“Para nosotros significa poner punto y final a una época larga de sufrimiento”. José Ramón Blázquez y Joseba Imanol Ibarra llevaban meses gritándolo a los cuatro vientos y por fin su reivindicación va a dar sus frutos. La Casa de la Misericordia de Bilbao, donde ambos sufrieron abusos sexuales en los inicios de los años 60 por parte del entonces director del centro, José Luis Pérdigo, plantará un árbol e instalará una placa en sus jardines en memoria de todos los menores abusados.

Dichos símbolos se colocarán durante un “acto íntimo”, que tienen previsto celebrar el próximo 20 de junio, según han confirmado a este diario fuentes oficiales. “Esperamos con impaciencia ese momento y nos damos por satisfechos”, avanza José Ramón, que junto con Joseba venía reclamando un memorial para que sus compañeros abusados, algunos ya fallecidos, no cayeran en el olvido. “Para mí se cierra ese capítulo porque es un reconocimiento de lo que ocurrió, no solo por mí, sino por todos los demás, y quedará simbolizado para siempre en ese árbol y esa placa”, subraya.

José Ramón no las tenía todas consigo, por lo que recibió la noticia con “una gran alegría”. “Tenía dudas de si iban a aceptar nuestra petición porque La Misericordia está regida por una Junta de Caridad y ya depende de personas civiles, no de la Iglesia”, reconoce.

Despejado su temor, se muestra más que conforme con que el memorial vaya a echar raíces. “Un árbol tiene mucho simbolismo y es muy bonito. No sé qué tipo de árbol pondrán, si será un roble...”, dice dejando volar la imaginación. “Lo ideal sería que lo plantáramos nosotros. Yo agradecería que nos invitaran al acto, participar en la plantación del árbol y la colocación de la placa, aunque aún no sabemos qué texto van a poner”, comenta, a la expectativa.

Sea como fuere, le parece un pasar de página “perfecto”. “Casi 60 años después, es un cierre no en falso, sino verdadero, y proporcionado al caso que ocurrió allí. ¿Que tendría que haber más personas que declararan que sufrieron abusos? Eso ya es cada uno, pero para mí es el punto final de un sufrimiento largo y de un reconocimiento largamente esperado”.

“En casa ya no se hablará más”

Con el recuerdo de “los compañeros fallecidos que no han podido denunciar y de los que no se han atrevido” siempre presente, Joseba también confía en lograr la tranquilidad tras tanto tormento. “Nosotros también tenemos ganas de hacer borrón y cuenta nueva, de tener un poco de paz y sosiego y este acto será nuestra reparación”, dice esperanzado.

Satisfecho y “agradecido por la gestión del Obispado y la valentía de Joseba Segura”, confiesa “haber recuperado un poco la fe”. “Estaba bastante alejado de la Iglesia y esto de alguna manera me reconcilia y me acerca más”, afirma.

La familia de Joseba también se ha alegrado mucho por él. “Me han dicho que ya voy a tener la paz que estaba buscando, que se haga justicia, que se sepa la verdad, que se diga que nosotros no somos culpables, sino que fue una persona que abusó de su poder. Mi mujer y mis hijos me han dicho que, después de ese acto, ya no vamos a hablar más en casa de este tema. Fíjate si están concienciados”.