La epidemia de la inmediatez lo corroe todo. La forma de pensar, de comunicar, pero también de escuchar. No es necesariamente mala, de hecho es un símbolo de evolución. La Generación Z ha crecido con ella, los millennials la vieron germinar y la Generación X todavía está ajustándose al ritmo que lleva. Lo de nacer, reproducirse y morir no sólo va para los seres humanos y los animales. En un sentido más material, por así decirlo, también se aplica a los discos de vinilo. Aunque a estos, como si de una leyenda se tratara, habría que agregarles el ‘renacer’. Eso de aprender de la historia para que no se repita, que se aplique en las guerras, pero por favor, no en la música. La moda es cíclica. Los pantalones de campana regresaron a los tobillos, las cámaras analógicas volvieron a capturar momentos y los vinilos resucitaron en una nueva era dominada por el streaming. Los vinilos de los últimos álbumes de Rosalía, Gatibu o Nathy Peluso se fabricaron en Bizkaia, concretamente en una de las tres fábricas de fabricación de vinilos que hay a nivel estatal y que está ubicada en Urduliz. 

Tal y como indica el gerente de planta y responsable de marketing de la fábrica Press Play Vinyl: “Es un resurgir que tiene una parte de coleccionismo, porque se ha convertido en un artículo de merchandising para las bandas, sumado a que las personas lo compran para tenerlos en casa. Y, por otro lado, está la parte relacionada a que estamos acostumbrados a consumir la música de forma digital, como si fuera comida rápida, poniendo listas de reproducción y saltando de una canción a otra”.

Así se fabrican los vinilos made in Bizkaia

Así se fabrican los vinilos made in Bizkaia Pablo Viñas

Gonzalo de la Maza expresa que el vinilo tiene “otro ritual”. “Te obliga a sentarte y escucharlo con calma mientras vas mirando los diseños” —señala— “Al ser un formato tan grande permite muchas opciones de personalización, tanto del propio disco como de los diseños, cosa que da más juego al artista”. El vinilo vuelve, pero evoluciona porque su público no es el mismo y el mercado tampoco. A nivel estatal sólo existen tres fábricas de vinilos, siendo el municipio vizcaino de Urduliz la ubicación de una de ellas.

Doce trabajadores en la planta de Urduliz

Su gerente de planta cuenta que empezaron siendo sólo dos personas en 2019 y ahora, cuatro años después, son 12 en fábrica. Aunque la idea surge en 2017 por un artículo de Bloomberg sobre el crecimiento del mercado para los vinilos en los últimos años. “Vimos que era una oportunidad", dice de la Maza. Él comenta que “casi todos los sellos discográficos” se iban a la República Checa a “pedir sus discos”, ya que no tenían una fábrica cerca que pudiera otorgarles “unos buenos plazos y servicio de calidad”.

Los últimos años han traído consigo un pico de crecimiento considerable en la demanda de los vinilos, pero para un mercado que se encontraba a punto de morir esto también significaba cumplir con cifras que no se estaban produciendo. “Eso hizo que crecieran mucho los plazos de producción” —cuenta de la Maza— “Pero creo que ahora la oferta se va adaptando mucho a la demanda. En nuestro caso, hemos doblado la capacidad de producción”.

Un 1.000.000 de discos al año

Los fanáticos piden de todo. Ya sea la Motomomami de la Rosalía más icónica del reggaeton o el emblemático dúo autor de Como Camarón, Press Play Vinyl lo elabora. “También reediciones de Julio Iglesias, la Pantoja o Dani Martín. Sin embargo, hacemos muchos discos de aquí. Estamos muy centrados en pequeños sellos y grupos, al igual que en bandas bien posicionadas en Euskadi como Zetak o Negu Gorriak”, comenta. De la Maza indica que el pedido más habitual es entre 300 y 500 discos, pero también hay algunos de 600, 1.000 o hasta 5.000. Y es que las dos máquinas de prensa que tiene la fábrica cuentan con una capacidad de realizar dos discos (en este caso cuatro) por minuto, lo que se traduce a 6.000 discos posibles al día y 1.000.000 al año. “Como las máquinas tienen muchos cambios de referencia de un disco a otro, también por la vida útil de los estampadores y otras cosas, la cifra es inferior pero aún así se fabrican muchísimos discos al día”, dice.

Proceso de fabricación

El proceso de fabricación es un arte automatizado, el cual junta el trabajo artesanal de los empleados con el técnico de la maquinaria. Los vinilos están hechos de policloruro de vinilo o más conocido como PVC. Se muestra en un formato de bolas pequeñas que son introducidas y posteriormente fundidas en una máquina que las expulsa en forma de pastillas circulares.

Estas se insertan en la prensa que tiene otros dos elementos que se unirán al PVC: los estampadores y la galleta. Los primeros son un tipo de molde con silueta de disco que posee relieve —en lugar de surco—. “Los archivos de sonido van a nuestro estudio que tiene una máquina que fabrica el máster. Este aparato tiene un buril de rubí que vibra y graba esas vibraciones del sonido sobre una superficie de cobre para generar el surco. Una vez que está ese máster creado, se baña en una solución química que contiene níquel y que, una vez seco, se saca una película de cada cara del máster, el cual es como un disco metálico”, añade el gerente de planta. Y, los segundos consisten en un “papel especial”, diseñado para aguantar los 200ªC de temperatura y las 200 toneladas de presión que ejerce la máquina. Son previamente deshidratados en un horno para que pierdan la humedad y no se rompan durante el prensado.

La máquina prensa la pastilla de PVC con la forma de los estampadores y la funde con la galleta correspondiente. Una vez el disco queda “grabado”, la máquina taja una “rebaba de plástico” que posteriormente será reciclada. Los discos se almacenan en torres que se dejan secar unos días para que mantengan su forma y se elimine cualquier estática que pueda afectar el sonido.

Este proceso cuenta paralelamente con elementos relacionados a la ecología. “Todo el plástico que utilizamos para el propio disco es reutilizado o reciclado. Intentamos tener huella cero. Lo mismo pasa con la imprenta. La tinta que usamos para las impresiones es vegana y todo el circuito tiene la mínima pérdida posible de agua”, explica Gonzalo de la Maza. Press Play Vinyl es la primera fábrica en el mundo en ofrecer retractilado compostable, es decir, el plástico con el que se cubren los discos para entregar en tienda. Sumado a eso ofrecen un “film biodegradable” hecho de fécula de patata, bananero y otros componentes orgánicos.