Mucho han cambiado los métodos de aprendizaje en las últimas décadas. Los que se aplican hoy en los centros escolares abogan por aulas colaborativas, por un aprendizaje más personalizado, con una mayor presencia de tecnologías y de entornos virtuales o híbridos y donde la educación emocional va adquiriendo mayor presencia.

Respecto a la primera de las tendencias mencionadas, aulas colaborativas, su objetivo no es otro que los alumnos participen en clase de manera proactiva y compartan sus propios conocimientos, es decir, que el aprendizaje sea dirigido por los propios estudiantes y que la comunicación alumno-profesor sea más eficiente. 

Son muchas las mejoras que aporta al estudiante, como que permite que los niños desarrollen su creatividad; les motiva, les despierta su interés al aprender cosas nuevas; favorece el sentido de responsabilidad en la medida que el trabajo de cada uno queda registrado, además de promover valores como la responsabilidad, entre otros.

A ello hay que añadir que propicia la comunicación entre los estudiantes, incluso a nivel internacional gracias a las conexiones, al tiempo que mejora las relaciones interpersonales y las habilidades sociales.

Otra de las tendencias del momento es hacia el aprendizaje personalizado. Ello implica que desde las aulas se busca construir el aprendizaje desde las habilidades de cada alumno. Se trata de una de las prácticas más habituales de e-learning, con una demanda cada vez más acentuada.

Por otro parte, no hay que olvidar que el desarrollo de apps y de los servicios innovadores a través del móvil y online que han llegado de la mano de los TIC ha conllevado el desarrollo de nuevos ambientes de aprendizaje de aplicación en el ámbito docente. 

Para ello, los centros educativos tienen hoy la obligación de introducir a los alumnos en los conocimientos esenciales de robótica, realidad virtual y aumentada, aprendizaje móvil (m-learning), inteligencia artificial o programación.

De hecho, para estudiantes de todos los niveles, el mobile learning (m-learning) se ha convertido en el formato preferido de aprendizaje y acceso al conocimiento. Son muchos los que recurren a su teléfono móvil para hacer búsquedas cuando lo necesitan y la tendencia apunta a que seguirá siendo uno de los canales más populares para el aprendizaje electrónico.

Otro apartado que introducen las nuevas metodologías de estudio es el relacionado relacionado con la salud mental. Está demostrado que resulta de gran ayuda en edades tempranas para aprender a gestionar situaciones complicadas y limitar así el impacto de los problemas mentales y su arrastre hacia edades adultas. Por tal motivo, son muchos los centros educativos que han optado por introducir sesiones de educación emocional que permitan a los más jóvenes desarrollar dos características clave para la mejora de la salud mental: la empatía y la resiliencia.

Tampoco hay que olvidar que la pandemia puso de manifiesto la necesidad de la digitalización y la internacionalización de la formación. Tras la crisis sanitaria, el nuevo modelo de educación apuesta por el formato híbrido, combinando la formación online con la presencial. Esta opción híbrida va a ser la tendencia de los próximos años en todos los ámbitos educativos, combinando el uso de herramientas, dando como resultado un cambio en la formación y habilidades de los futuros estudiantes.