Inicialmente, los integrantes de Lurre Hurre se asentaron en Almike, uno de los muchos barrios rurales con los que cuenta Bermeo. Porque la villa marinera es bien conocida por su puerto, pero además del mar la localidad también ha vivido largos años del sector primario. Allí han echado unas raíces que esperan ir ensanchando. Cuatro son los migrantes que a día de hoy están alojados en la vivienda cedida por la iglesia en el barrio bermeotarra. Centro de operaciones del proyecto, allí cuentan con varios terrenos, entre ellos, uno cedido por el asador Alimiketxu y otro por el Ayuntamiento de Bermeo. “Teníamos aquí terrenos que estaban en desuso, nosotros encantados de que alguien les de uso”, comentan desde el restaurante. 

Pero además, también disponen de otros dos suelos en el barrio de Demiku y otro Murueta. Es en esta localidad de Urdaibai donde esperan seguir creciendo. No en vano, firmaron un acuerdo de colaboración para acometer su labor solidaria allí. Municipio de esencia rural, la localidad se implica así en esta iniciativa solidaria para formar a personas migrantes en riesgo de exclusión social y alto grado de vulnerabilidad, en agricultura ecológica y de cercanía y en la transformación de productos vegetales.

Desde Lurre Hurre confían que en un futuro no muy lejano puedan conseguir montar “un obrador en condiciones” en las dependencias del antiguo ayuntamiento, hoy en desuso, y que puede ser sumamente beneficioso no solo para ellos, sino que incluso para muchos otros productores del sector primario e Urdaibai. “Además de nosotros, queremos que esté disponible para los productores locales”, asevera. “En total son unas tres hectáreas”, relata Ojinaga.