Afincado en Alicante, empezó su carrera de la mano de Joxe Mari Egileor en Mundaka. No hay verano sin que no pase una temporada en su querida localidad. Ahí encuentra a su familia, a su pueblo, a su gente. Y no hay verano en el que no ejerza de director del festival de música de órgano Urdaibaiko Organoak-Joxe Mari Egileor, organizado junto a Urremendi, que este año ha cumplido una nueva edición manteniendo su tirón, tras dos años a medio gas debido a la pandemia.

Aún resta un recital, hoy mismo en la iglesia de Santa María de Mundaka a partir de las 20.00 horas a cargo del alemán Michael Utz. ¿Qué balance hacen?

Positivo no, maravilloso. Se ha notado que la pandemia ha sido una especie de paréntesis, y que seguimos llenando las iglesias donde hemos ofrecido los recitales. Además, ha sido igual en las áreas más urbanas como en los pueblos más pequeños y en los sitios más escondidos de Busturialdea, como Lumo o Arratzu, donde incluso una hora antes ya había gente guardando su sitio. 

Mantienen inalterable su cifra de fieles, por lo tanto.

Sí. Llega gente de fuera de Busturialdea, incluso desde Donostia o Getxo. Vienen en excursión y conocen otros atractivos que tenemos en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, compaginan el concierto con alguna otra actividad en el entorno, por lo que también hacemos marca Urdaibai. Hemos tenido llenazos todos los días. Además, en esta edición me ha resultado curioso comprobar que cada vez tenemos más gente joven que se acerca a este tipo de música. Diría que hemos tenido un público fiel, de unas 120 personas, que nos llegan a seguir allí donde ofrecemos un concierto.

“Viene gente de fuera de Busturialdea que une los conciertos con otra actividad, por lo que también hacemos marca Urdaibai”

Este año han apostado por enlazar los sonidos de los órganos con otras artes escénicas. ¿Qué tal ha salido la apuesta?

Siempre que insertamos alguna novedad en el programa es porque barruntamos que va a tener éxito. Y así ha sido. Hemos recibido una repuesta maravillosa. Hemos hecho un concierto con órgano y un ballet, como fue en el primer concierto que realizamos el 16 de julio en Mundaka. Unimos a Alize Mendizabal con Lapse Dantza Taldea, todo ello aderezado con melodías vascas. Es algo que no se ha hecho nunca y la respuesta del público fue genial. O en el caso del concierto uniendo órgano y cine mudo, otro tanto. En total han sido 11 recitales en siete municipios.

Han realizado visitas guiadas a los propios órganos para dar a conocer directamente esos instrumentos.

Y la acogida ha sido impresionante. Hemos realizado seis sesiones y hemos llenado. Lo que más me ha impresionado es rodearte de niños y niñas, que apenas conocen lo que existe cerca de sus casas, y una vez terminada la visita te pregunten que qué hay que hacer para ser organista.

Hoy termina una nueva edición. Son muchos años ya… ¿Cree que han logrado que la ciudadanía de Busturialdea aprecie los órganos de los que dispone la comarca?

Si tú vives en un palacio lleno de oro, con el paso del tiempo no lo valoras. Pasa algo parecido con el patrimonio musical que tenemos en las iglesias de cualquiera de nuestros pueblos. No te das cuenta de lo que tienes hasta que no sales a otros lugares en el mundo y comparas. Hay veces que creo que no somos conscientes del enorme patrimonio que tenemos aquí. Y no se valora por múltiples factores. 

“Si vives en un palacio de oro, no lo valoras. Pasa algo parecido con el patrimonio musical que tenemos en las iglesias de nuestros pueblos”

Han realizado una importante labor con la restauración de los órganos. 

Más que en la restauración, en impulsar su recuperación. Y concienciar a la ciudadanía local para que los cuide, tratar de que no están silenciados durante todo el año, que no solo se les escuche en días señalados. Se ha creado un cierto interés por devolverles la vida. Los órganos son del pueblo, aunque se encuentra en los edificios religiosos. Son patrimonio de los pueblos. De todos modos, es una labor compartida con otras instituciones. 

¿Me puede concretar qué órganos han conseguido restaurar?

Empezaría por el último, que ha sido el de Kortezubi. Ha sido costeado por el Ayuntamiento, que ha sabido apreciar el importante patrimonio que tiene su iglesia. En el caso de Bermeo, se hizo por suscripción popular. En Mundaka lo hizo la parroquia. En el caso del órgano de Lumo, en Gernika-Lumo, se pudo recuperar gracias a una ayuda de la fundación Gondra Barandiaran. Hay que tener en cuenta que hay municipios que desean participar en este ciclo de música, pero el estado de sus órganos no lo permite. Se crea un caldo de cultivo favorable a su recuperación.

“Hay municipios que desean participar en este ciclo de música, pero el estado de sus órganos no lo permite. Eso favorece la recuperación”

Tenemos unas joyas espectaculares en forma de órganos en Urdaibai. ¿Cuáles destacaría?

Cada uno es una rareza en sí. Y los tenemos en pocos kilómetros de distancia, lo que forma un conjunto único. Te podría poner el ejemplo de Ibarrangelu en la iglesia de San Andrés que es increíble porque tiene un piano dentro de su órgano. Es uno de los pocos en el mundo. O el de Gautegiz Arteaga es otra de las joyas raras que tenemos en la comarca. Destaca por su construcción, no he visto ninguno igual jamás. O el de Mundaka por su maquinaria neumática inventada por el maestro Lope de Alberdi, el de Arratzu… Cada uno en su forma y su construcción, son seres únicos. El de Muxika también tiene sus peculiaridades. Tenemos una colección de rarezas curiosísimas. También destacaría el de Axpe, en Busturia, por el importante valor patrimonial. Tiene 500 años y me sobrarían dedos de la mano para contar semejante riqueza en tan poco espacio.

¿Qué novedades podría tener la edición de 2023? 

Ideas tenemos muchas, pero hay que ir dándoles forma, que vayan madurando y lograr apoyo para que puedan salir adelante.

¿Me puede adelantar alguna? 

Uno de los objetivos que queremos marcarnos para el año que viene es contar con una cantera de jóvenes que tengan la formación necesaria adquirida en los conservatorios para que en el futuro puedan llegar a ser organistas en los pueblos de Urdaibai. Que aprovechen el ciclo de órganos para realizar una especie de curso de iniciación durante el verano.