Hace un año y medio que los drones se han convertido en su gran pasión. Nacido en Barcelona y residente en Durango desde los 12 años, Aleix Garrido ha comenzado a tomar parte en carreras estatales. Debutó hace un par de semanas en Bueu, pueblo costero de Pontevedra, firmando un meritorio cuarto puesto. “Empecé a ver vídeos cinemáticos en Internet y arrancó mi obsesión por querer volar. Yo lo consideraría un deporte; se trata de la Formula 1 del aire. Nosotros nos ponemos las gafas y ya es como si te sentaras en el coche; lo vivimos como si fuéramos dentro del drone”, asegura el piloto a sus 30 años.

Gaelic GP, es un campeonato privado donde toman parte los mejores pilotos estatales que disputan diferentes mangas. El prestigioso evento cuenta con una red perimetral de techo que evita que los drones puedan salirse del circuito. Tras la prueba de Bueu, Aleix acudió la semana pasada a su segunda cita del campeonato disputado en Santiago de Compostela. “Las cosas no salieron muy bien, pero uno va adquiriendo experiencia. Llevo poco tiempo, aunque dedicándole mucho y entrenando muy duro”, afirma con ganas de seguir creciendo.

En la actualidad, son alrededor de diez jóvenes los que suelen juntarse para entrenar. Sin sobrepasar los cinco metros de altura para no entrar en el espacio aéreo, lo hacen en una campa del barrio iurretarra de San Andrés. El hecho de que en Euskadi no haya ningún club de vuelo oficial complica las posibilidades de volar en buenas condiciones. “Suelo entrenar con otros dos amigos de Durango, Fabio Raris y Dani Doncel, y el grupo lo conforman aficionados llegados de Vitoria, Zumarraga y hasta Donostia. Nos gustaría formar una asociación para poder prepararnos mejor y funcionar de manera más seria”, cuenta, ilusionado con la posibilidad. Una vez se formalicen como asociación, confían en que el Ayuntamiento de Durango les habilite un espacio para hacer volar sus drones. En este sentido, les gustaría “poder impartir talleres a niños para enseñarles a pilotar y montar” los vehículos aéreos. “Necesitamos una campa y enchufes para cargar baterías. Debería de ser una zona poco transitada porque los drones pueden sobrepasar los 200 kilómetros por hora”, informa el piloto.

Compagina diferentes proyectos que le encargan como operador de vídeos, con la formación para poder dedicarse profesionalmente a este mundo. Sobre esta línea, el trabajo del americano Johnny FPV para Netflix, es su referente. El hecho de tomar parte en las carreras sería el lado más lúdico de su labor. “Es mi estilo de vida; estoy haciendo vídeos y aprendiendo día a día. Por otro lado, aspiro a ser uno de los mejores pilotos de España. Hay chavales con 15 años que te dan un repaso, pero me gustaría intentar estar entre los mejores”, reconoce, ambicioso, citando al coreano MinChan como mejor piloto de carreras del mundo.

Reconoce que “el mundo de los drones “es caro y en lo económico hay que invertir”, Aleix no esconde su ilusión de poder dedicarse exclusivamente a su gran pasión.

Con la mirada puesta en la siguiente prueba, que se disputará en Pontevedra en septiembre, el piloto espera que Euskadi Drone Racing recupere su actividad. Y es que se trata de una entidad a la que, a raíz de la pandemia, le está constado reiniciar las quedadas y actividades que organizaba. Además, el hecho de que no exista ningún club oficial en Euskadi le obliga a tener que federarse con algún conjunto foráneo si quiere practicar. “No tenemos equipo que nos represente y me encantaría competir como durangarra. Si no cambian las cosas tendré que correr con algún conjunto gallego o catalán”, puntualizó Garrido, deseoso de poder formalizar una asociación con sede en Durango.