Arpas irlandesas, de 70 centímetros de altura y 22 cuerdas. Este bello e histórico instrumento musical ha sido la pieza elegida por los integrantes de la asociación Trintxa Zurlanketa Elkartea, de Galdakao, para seguir desarrollando, durante este año, su buen hacer, creatividad y arte en la talla de madera. La idea surgió tras realizar, primero, unos violines y una vez terminado este también delicado trabajo “uno de los compañeros del grupo propuso lo del arpa y a todos nos pareció bien”, explica Ángel Díaz que junto a César, Paulino, Toño, Martín y Emilio conforman la parte más activa de una agrupación cultural surgida en 2008 para diseñar y dar forma a verdaderas obras artesanales en madera, pero sobre todo “a pasar buenos ratos y aprender los los unos de los otros porque somos un equipo”, asegura.

Así ha sido, también en esta última creación. Ángel, como ya es habitual, se encargó de dar los primeros e imprescindibles pasos de “diseñar y dibujar todos los componentes y elementos del arpa” para que, después, sus compañeros y amigos avanzaran en la elección y coste de la madera, búsqueda de otros materiales necesarios o el pulido y barnizado final. Lo más complicado de este proyecto ha sido “la adquisición de los tapereds, puentes y semitonos, unas piezas incrustadas en la madera que sirven para tensar las cuerdas”, explica. Tras buscar en diferentes lugares, “tuvimos que hacer el pedido a Estados Unidos y el precio final subió mucho a causa de las tasas de aduana”.

En total, los integrantes de Trintxa Zurlanketa Elkartea han realizado media docena de arpas irlandesas, la mayor parte de ellas de madera de nogal “y que han quedado muy bonitas porque, tras el pulido y el lacado, resalta mucho la veta”. Sin embargo, a Ángel Díaz le gustan mucho los contrastes y la combinación de tonos y materiales y, en su caso, ha empleado “una madera tropical de color violeta que encontré en unos almacenes de Amorebieta para la caja armónica, el arco con fresno tintado con un tono claro similar al de los violines y la tapa de la caja y la base con otras maderas”. El resultado ha sido “un conjunto de colores muy bonito, que llama mucho la atención” y que ha logrado gracias a que “tuve que dejar apartado un tiempo este trabajo para hacer unas tallas que me había pedido la Escuela de Música y como mis compañeros iban avanzando, pude fijarme en sus creaciones y probar con otros materiales”.

Tan satisfecho está del resultado, tanto grupal como individual, que Ángel Díaz tiene pensado empezar a diseñar y realizar en septiembre “un arpa irlandesa más pequeña, de 27 centímetros de altura, para que mi hijo, que vive en Irlanda y es profesor de universidad, la exhiba en la mesa de su despacho”. El proyecto que la asociación llevará a cabo a partir también de esa fecha está aún por decidir. “Lo pensaremos entre todos cuando comience de nuevo la actividad en los locales que tenemos en las antiguas escuelas de Bakea”. También desean y esperan poder organizar pronto una exposición de sus trabajos. “Es algo que tenemos ya solicitado al Ayuntamiento de Galdakao, pero aún no nos han respondido y propuesto fecha y lugar”, lamenta. l