La ilusión de la Navidad ha despertado muy temprano a los pequeños de la casa. Olentzero y Mari Domingi, acompañados de los galtzargorris, han trabajado duro durante toda la noche para repartir los cientos de juguetes en los hogares de los niños y de las niñas de Euskadi.

La magia del carbonero y de su compañera de viaje ha hecho posible que los txikis hayan podido abrir los paquetes en los que se escondían sus juguetes soñados.

TXIKIS CONFINADOS

La pandemia del coronavirus está obligando estas navidades a que muchos pequeños pasen las fiestas confinados. Olentzero y Mari Domingi no se han olvidado de ellos: "Los pequeños son los que mejor se han portado en esta pandemia. Son los mejores", confesaron a DEIA.

Ahora toca disfrutar, jugar y divertirse con todos los regalos repartidos. Muñecas, bicicletas, balones, dinosaurios, consolas y libros... En la carta que los niños y las niñas han escrito a Olentzero la lista es infinita, pero lo que más han pedido es poder volver a abrazar a sus aitites, amamas y a amigos. "El coronavirus nos ha privado de abrazos, pero hay que tener paciencia. Todo pasará", comentaron Olentzero y Mari Domingi.