Tanto mayores como pequeños pudieron conocer ayer domingo de manera más profunda la actividad del Puerto de Bilbao que emplea a más de once mil personas y que aporta el 1,29% del PIB de Euskadi y el 2,55% de Bizkaia. La sexta edición del Kai Jai o el Día del Puerto de Bilbao reunió a miles de familias en la terminal de cruceros de Getxo donde compaginaron actividades lúdicas además de acercarse a los oficios de la mar.

Los asistentes pudieron ejercer por un breve instante de estibadores, amarradores o remolcadores. Además, se mostró a las familias cómo hacer nudos marineros y cómo reconocer los distintos tipos de barcos.

No solo se aproximaron a los quehaceres de la actividad también pudieron disfrutar de forma gratuita de las diversas actividades lúdicas que se ofrecieron junto al mar en el parque temático portuario.

Risas y gritos de alegría resonaron durante toda la mañana en la terminal de cruceros de Getxo con motivo del Kai Jai o el Día del Puerto de Bilbao.

Hinchables, colchonetas, rincones para pescar y simuladores de motos de agua o windsurf, entre otros, hicieron que tanto mayores como pequeños disfrutaran como niños. Tras no haber podido acudir a esta cita familiar el pasado año a consecuencia de la situación sanitaria debido al covid, ayer domingo las familias vizcainas no quisieron perderse la oportunidad de disfrutar del Kai Jai.

Desde las 10.30 hasta las 14.30 horas más de 1.800 asistentes hicieron de esta sexta edición una de las más exitosas. El objetivo del evento, organizado por la Fundación Puerto y Ría de Bilbao, fue promover y desarrollar planes y actuaciones que permitan un mejor conocimiento de la relevancia y presente e histórica del puerto y la de propia Ría de Bilbao en el desarrollo económico y social. Así mismo, buscaba potenciar la integración de los municipios ribereños.

Entre las actividades para las familias, destacaron los concursos y juegos que se desarrollaron, como un simulacro de salvamento marítimo, exhibición de perros policía, teatro o una ginkana.

Para recuperar las fuerzas tras haber jugado y disfrutado de las actividades, las familias pudieron comer talos en el espacio que se dispuso a modo de txosna en el recinto.