Las quejas y el mal humor se han adueñado de Bizkaia desde el comienzo del verano por el mal tiempo y la inestabilidad meteorológica, más propia del otoño o la primavera que de el estío que vivimos. Vizcainos y vizcainas quieren guardar sus paraguas y sacar las sandalias para disfrutar de la playa. No habrá que esperar mucho; parece que a partir de esta tarde vuelven el sol y el calor propios de esta época del año.

El meteorólogo Edorta Román explica a qué se debe este tiempo tan inestable y lleno de chubascos impropio de julio, con temperaturas que a duras penas alcanzan los 20 grados y días soleados que se pueden contar con los dedos de una mano. Se fundamenta básicamente en dos anticiclones, uno en Canadá y otro cerca de Reino Unido, que evitan que las borrascas asciendan hacia los países nórdicos, donde son comunes en estas épocas, y por ello se desvíen hacia el sur, más concretamente hacia la península.

Para que la situación mejorase, estos anticiclones deberían desaparecer, relajarse u originarse otro cerca de Euskadi que desviase las borrascas a otras zonas. Sin embargo, pese a que las previsiones a corto plazo son halagüeñas, Román no se atreve a adelantar mapas más allá de una semana. “Los próximos cinco o seis días tenemos claro que van a ser más estables, suaves y calurosos pero no así que el ambiente veraniego se vaya a quedar todo el mes”, reconoce. “Otros años a estas alturas ya habíamos tenido una e incluso dos entradas de aire cálido”, echa la vista atrás. A pesar de que es consciente del mal tiempo, el meteorólogo asegura que “estamos mal acostumbrados porque llevamos tres o cuatro años con unos julios muy veraniegos”.

"EL AÑO PASADO HABÍA COLAS"

Entre toda esta población quejosa, uno de los sectores más afectado es el de los chiringuitos, que ante el mal tiempo, no puede trabajar al ritmo que lo hacían otros años. “El verano pasado había colas de personas esperando para entrar”, lamenta Jon Pérez, trabajador del Txiringito Kapalua en la playa de Ereaga. Aunque aclara que en gran medida fue a causa de de las restricciones: “Solo se permitían cuatro personas por mesa y durante gran parte del verano la movilidad estuvo limitada”. Añade que ahora la población estaba “deseando marcharse” y ha tenido lugar una “operación salida” que ha hecho que la clientela se reparta más con otras comunidades que el año pasado no tuvo lugar debido a los cierres perimetrales.

La situación es generalizada, según cuenta este joven hostelero, ya que otros locales de la zona también han sufrido una bajada de clientela por el mal tiempo que asola Bizkaia. Eso sí, lamenta que “tal vez nosotros nos veamos más afectados porque no tenemos servicio en el interior y dependemos exclusivamente de la terraza”.

El tiempo es inestable y esto afecta direcamente a los planes de los clientes. “No es lo mismo saber que va a hacer bueno toda la semana y hacerte a la idea de disfrutar de una terraza, que llegar al viernes y no saber qué vas a hacer el fin de semana porque el tiempo es incierto”, asegura Pérez. También dice que si durante la semana no pueden trabajar a buen ritmo luego el fin de semana tienes que producir más, y “estás vendido”.

Aun así, él es optimista, opina que con la llegada del mes de agosto la situación cambiará, y el trabajo y los turistas se incrementarán: “Sí, en agosto aquí hay bastante más trabajo”. Confiesa que él es propenso a revisar la meteorología y que deposita sus esperanzas en que “el verano se está atrasando y alargando hasta casi octubre”.