Los alardes de Irun y Hondarribia, y sus polémicas en torno a la participación de las mujeres en los mismos, han llenado páginas y páginas en los medios de comunicación. Pero más allá de ellos, en Euskadi existen varios ejemplos de municipios que han logrado hacer de sus fiestas populares todo un ejemplo de igualdad. Lo han hecho Gasteiz, que incluyó a las neskas en el Día del Blusa, y Tolosa, donde también las mujeres participan desde 1982 en su tamoborrada. Más cerca, aquí en Bizkaia, Gernika y Berriz han logrado asimismo que los Marijesiak y el Dantzari Dantza incluyan también a las mujeres como protagonistas.

Ambos municipios vizcainos comparten hoy sus buenas prácticas con otras localidades vascas en una jornada organizada por Eudel y Emakunde para mostrar los avances de los últimos años para desterrar las discriminaciones por razón de sexo en las celebraciones populares.

En el caso de Gernika, originalmente las mujeres no podían cantar en los Marijesiak, un novenario previo a la Navidad que se desarrolla en las calles del municipio. Hoy en día el grupo está compuesto por entre ochenta y cien personas, hombres y mujeres de todas las edades. Los últimos cincuenta años ha ido creciendo el número y se han integrado las mujeres, y cada vez más chicas jóvenes.

Berriz, por su parte, incorporó en 2017, a través de un documento de acuerdos, a las mujeres en el conjunto de bailes conocido como Dantzari-dantza, compuesto hasta ese momento únicamente por hombres. Para ello, previamente el Ayuntamiento había puesto en marcha un proceso participativo con personal político y técnico implicado en las fiestas, los grupos de danza y la comisión de fiestas.

"ESTÍMULO PARA OTRAS LOCALIDADES"

La directora de Emakunde, Izaskun Landaida, ha confiado en que "las experiencias de estos municipios sirvan de estímulo para que otras localidades puedan adaptar también sus fiestas a la realidad social de nuestro tiempo y con ello, además, enriquecerlas". Y es que, tal y como ha destacado, "la actualización de las fiestas en términos de igualdad es ineludible en términos de justicia social, como lo exigen las propias mujeres, el movimiento feminista y la sociedad en su conjunto".

Por su parte, el presidente de Eudel, Gorka Urtaran, ha considerado que las fiestas son un "ámbito clave" para incorporar la perspectiva de género. "Son una manifestación cultural y simbólica de primer orden donde debemos combatir las desigualdades, evitando reproducir los estereotipos misóginos en la transmisión de valores, tradiciones y costumbres festivas. Las buenas prácticas deben extenderse municipio a municipio para ampliar la participación igualitaria de hombres y mujeres, para ganar en libertad y diversidad, sin discriminación ni exclusiones".