Construir un hotel para insectos en primera línea de bosque, dar rienda suelta a la imaginación para crear figuras con las manos embadurnadas en arcilla, recorrer caminos entre el verde, las piedras, los árboles, el silencio... Son solo algunos de los rincones del proyecto Basoetxe, la nueva aventura, el centro de crianza y familia de Sopela Está dirigido a escolares y su objetivo es claro: sensibilizar sobre la importancia del cuidado y de la conservación del medio ambiente. Por eso, los niños acuden a la zona boscosa de Gatzarriñe y allí sienten la naturaleza. Alumnos de Zipiriñe han inaugurado esta experiencia que el curso que viene crecerá con nuevos visitantes.

Maialen Iturrizaga e Idoia Sampedro están al frente de la dirección y coordinación de Mara-Mara Basoetxe. "Dentro de este programa, hay diferentes áreas. Se ha puesto en marcha ya el proyecto educativo hacia las escuelas para que los niños de distintos centros puedan venir y disfrutar del bosque, para que así puedan concienciarse de la importancia del medio ambiente y puedan vivir en la naturaleza. Pero, además de aprender, es muy importante que jueguen, que sientan, que vivan", reflexiona Maialen. Para ello, los peques realizan diversas actividades. "Hacemos un circuito por el bosque y creamos un hotel para insectos. A través de adivinanzas a lo largo del paseo, ellos van acertando los elementos que necesitan coger para hacer el hotel. Luego, escogen el sitio en el que dejarlo. Después, con barro experimentan y crean sus esculturas", explica Idoia. Son dos de las iniciativas que esta pasada semana disfrutó un grupo de escolares de Zipiriñe. En efecto, tras hacer un itinerario entre árboles, mezclando juego y sensibilización, se sentaron en las sillas del aula medioambiental que Mara-Mara ha habilitado y empezaron con el taller de barro, a dar forma a sus obras de arte más abstractas, más originales, más sugerentes... "Es una experiencia súper chula. Nos encanta poder acompañarles en estos procesos y más en un curso tan complicado como el de este año. Hemos sentido que tenían mucha necesidad", sostiene la directora de este programa. Y es que en un curso marcado por el covidy sus restricciones, una clase al aire libre, sin paredes, sin barreras que marquen claseburbujas

Basoetxe tiene más ramas: está abierto a niños más pequeños, que llevan a cabo un circuito en el que van conociendo diferentes personajes mitológicos; ofrece estancias matinales de una semana de duración -en lugar de una única mañana-; propone planes en familia; dispone de una formación para adultos sobre educación en la naturaleza y también con cursos y talleres sobre plantas medicinales y reconocimiento de plantas, fabricación de cosmética y jabón artesanal, maneras fáciles de reemplazar el plástico, alimentación emocional... Todos estos proyectos tienen como punto de partida la agenda 2030 y suponen un paso más en el camino que Mara-Mara lleva trenzando desde hace una década. Auria Diharce lo inició en Berango, tras identificar la necesidad de contar con un espacio para el encuentro entre familias que permitiese crear comunidad, redes, tribu. En 2013, Mara-Mara se ampliaría a Getxo, hasta su traslado en 2015 al caserío en plena naturaleza en Sopela en el que actualmente se encuentra. Las actividades también fueron creciendo -y el equipo, con Verónica de la Viuda- y hoy existen campamentos de verano, una escuela activa de aprendizaje y juego libre y autónomo, donde hay 35 niños; opciones para trabajar la psicomotricidad, escuela para adultos...

"Es una experiencia súper chula; nos encanta poder acompañarles en estos procesos"

Directora del proyecto