“En marzo fuimos de los primeros en anular. Lamentablemente, no nos equivocábamos porque pasamos la Semana Santa confinados”, recuerda el presidente de la Asociación del Vía Crucis Viviente, Pedro Salinas. Esta vez de común acuerdo con el Ayuntamiento han anticipado aún más la decisión de suspender la Pasión que se hubiera desarrollado el Jueves Santo 1 y el Viernes Santo 2 de abril y todas las actividades asociadas a esas fechas en un ejercicio de responsabilidad, según han transmitido en un comunicado. La ausencia de dos ediciones consecutivas de la representación supone “un doble varapalo” que no se había producido nunca en Balmaseda, ni siquiera durante la Guerra Civil, pero, con todo el dolor, “debemos pensar con la cabeza y no con el corazón y primar la salud”, asegura.

Una determinación que “viene fundamentada en que las previsiones apuntan a que en los próximos meses no estaremos mejor que en estos momentos. Ese escenario, complica la posibilidad de llevar a cavo los ensayos con diálogos y canciones “que implican contacto social, por lo que no queremos que un intento de organizarlo derive en posibles focos de contagio de coronavirus”. Por esa misma razón, no se han planteado un formato alternativo de la Pasión, por ejemplo con la localización acotada a un punto en lugar del recorrido tradicional por el casco histórico de la villa y con aforo limitado. “Sería una absoluta inconsciencia por nuestra parte; las circunstancias “no invitan a nada, porque parece que la alerta sanitaria no va a remontar de momento y febrero está a la vuelta de la esquina”. “Esta pandemia no es como la lluvia que un día arrecia y al siguiente escampa”, compara.

Prueba de ello, que este 2020 Balmaseda vivía la Semana Santa en los balcones en pleno confinamiento en la primera ola del coronavirus, sin recreación de las últimas horas de Jesucristo ni procesiones de pasos. El evento por antonomasia de la villa se había cancelado por primera vez desde 1964 y entonces se debió a causas meteorológicas. La Pasión txiki se trasladó a las redes sociales con un concurso promovido desde la Asociación de la Procesión de La Magdalena.

La Asociación del Vía Crucis Viviente envía “un caluroso abrazo y nuestro máximo ” a la ciudadanía al dar a conocer la noticia. “No es imprescindible explicar lo que la Pasión significa para nosotros y lo que representa no llevar a cabo este año una tradición tan ampliamente arraigada” máxime después de la espera acumulada. Pero están convencidos de que “nos enfrentamos a otra dificultad que vamos a superar, como la peste que motivó las primeras celebraciones”. De cara a 2022 “seguimos teniendo la maleta llena de proyectos”, garantiza el presidente con la confianza de que, tras alejar el peligro de la pandemia, la Pasión Viviente resurgirá con más fuerza que nunca y la implicación que caracteriza a los vecinos de Balmaseda.

Cerca de 700 personas, entre participantes directos, voluntarios de orden público o personas encargadas del vestuario, se vuelcan para reproducir los acontecimientos que precipitaron la crucifixión de Cristo con un realismo que sobrecoge a quienes llenan las calles. Las raíces del actual Vía Crucis se remontan a la introducción de los soldados romanos en la procesión durante el siglo XIX, evolucionando con la incorporación progresiva de nuevos personajes.

“Supone un doble varapalo, pero hay que pensar con la cabeza; lo primero, la salud”

Presidente Asoc. del Vía Crucis