Herme cumplió el domingo 83 años y no recuerda un día con tanta gente echada en tromba a la calle. Y tampoco un domingo sin bares. "Es verdad que en el confinamiento de primavera también cerraron, pero entonces, nosotros también estábamos enjaulados". Ni siquiera en las huelgas generales que vivió en primera persona en Astilleros o Euskalduna había visto las calles tan abarrotadas. "Eran manifestaciones gigantescas, y luego, muchos terminaban en el bar". Los establecimientos de hostelería cerrados, el buen tiempo y sobre todo, el temor a que nos vuelvan a encerrar en casa eran el cóctel perfecto para la invasión de los espacios públicos. Desde el parque de Etxebarria, Begoña no daba crédito. "Fíjate, si hay más gente que si estuvieran las barracas".

Euskadi se convirtió en el país más deportista del mundo. Senderistas, paseantes, corredores, ciclistas que salían por cada carretera como champiñones. Fue un domingo al sol en el que parecía que todo el mundo hubiera asaltado una tienda de Decathlon o Forum con tanta prenda deportiva encima.

Sin comercios a los que acudir, sin terrazas en las que socializar, ni locales abiertos para consumir ¿cómo aprovechar un domingo de noviembre con temperaturas primaverales? Casi todos encontraron la misma respuesta. De un extremo a otro de Bizkaia no había un resquicio que se preciase, sin excursionista. El Pagasarri, a reventar, en el paseo de La Galea no cabía un alfiler, el Puerto Deportivo colgó el cartel de no hay billetes; en el Vivero, en procesión; las marismas de Urdaibai, repletas... "En Uribitarte parecía el Ibilaldi", sentenció muy atinada Ane, cuando volvió de dar una vueltita por el Guggenheim.

Karmele se encargó de mandar un idílica foto otoñal por la crestería del Ganguren a sus grupos de WhatsApp. "Bueno esta es de postureo Mirad en realidad cómo estaba todo". Y rápidamente envío otra en la que una alegre biribilketa desfilaba por las pistas. "Es lo único que nos queda. Una salida de caminata. Somos de cuadrilla y sin poder compartir, nuestra vida cojea", se conformaba a regañadientes.

Muchos madrugaron para escaparse al monte, pero con algunas dudas sobre el uso obligatorio de mascarillas. Las últimas especificaciones son, sin embargo, rotundas. La protección facial es necesaria en la actividad física al aire libre en paseos por entornos urbanos, pero no es obligatoria en paseos por la montaña. Eso sí, el texto no contempló que el domingo casi todos estaban petados. El documento -que recoge las preguntas más frecuentes respecto a las medidas de prevención del covid- señala que también son imprescindibles en las actividades programadas en cursos, gimnasios, polideportivos, dado que se trata de un contexto de "riesgo alto de transmisión del coronavirus".

La Policía Municipal recuerda en Ereaga el uso obligatoria de la mascarilla. Vídeo de Oskar M. Bernal

La Policía Municipal recuerda en Ereaga el uso obligatoria de la mascarilla

La Policía Municipal recuerda en Ereaga el uso obligatoria de la mascarilla

La gente subía a Artxanda, paseaba por los márgenes del Puente Colgante o hacía senderismo como si no hubiera un mañana. No en vano, algunos se ceñían a la literalidad de la normativa. "Yo he salido al pueblo de al lado porque el decreto dice que se puede hacer actividad física al aire libre en el municipio de residencia o en el colindante y que para eso se puede ir en coche ¿no?", se reafirmaba Iñaki.

En muchos momentos, la jornada llegó a recordar los primeros compases del desconfinamiento con parques, paseos marítimos y senderos congestionados por la multitud. No hay que olvidar que el 2 de mayo fue el primer día que los ciudadanos pudieron salir de casa a pasear y hacer ejercicio al aire libre, pero solo en determinadas franjas horarias y divididos por edades, con lo cual las imágenes no se aproximaron, ni de lejos, a lo vivido el domingo. Con todo, algunos mostraban sus recelos. "Cierran los bares y los restaurantes porque dicen que son un foco de contagio, y luego nos amontonamos en las calles. ¡Mira qué aglomeraciones! Ni en medio del monte puedes mantener la distancia social", se quejaba Miren.