EL Día Mundial del Urbanismo reivindica hoy la importancia de la planificación urbanística como clave para garantizar la calidad de vida de quienes habitan en las ciudades. En estos núcleos, en los que reside más de la mitad de la población mundial, unos 4,5 mil millones de personas, es necesario generar ambientes sanos y gratos con espacios verdes, para evitar el hacinamiento de la población y la contaminación. Asimismo, son cuestiones de máxima relevancia las soluciones de movilidad y accesibilidad, la limpieza y los equipamientos culturales y deportivos al servicio del ciudadano.

Con ello se consigue una ciudad para el uso, disfrute y admiración de sus habitantes. Un reto hacia el que avanza Bilbao con una apuesta decidida en las últimas décadas y que le ha valido una nueva imagen, irreconocible respecto a la de años atrás.

El viejo Bilbao industrial ha dicho adiós definitivamente para dar paso a una ciudad renovada gracias a las mejoras urbanísticas de distinta índole que han derivado en una espectacular metamorfosis en los últimos 30 años. Con la desindustrialización y la regeneración de la ría, elemento vertebrador de la villa, la urbe ganó sus primeras batallas a la polución que le había convertido en una ciudad gris. Hoy brillante gracias al brillo del titanio y el cristal que relucen en sus edificios más sobresalientes, como el Museo Guggenheim, piedra angular que marca el inicio de la transformación urbanística, la torre Iberdrola, las torres Isozaki…

En sus calles, los materiales empleados en la pavimentación de suelos, el recubrimiento de muros y el propio mobiliario urbano son la prueba del nivel urbanístico alcanzado. Buenas muestras de ello se encuentran, por citar casos recientes, en el nuevo boulevard de Sabino Arana o el entorno de Basurto. Sin olvidar la avenida del Ferrocarril, que enterró la antigua trinchera ferroviaria para dar lugar a la calle más amplia de Bilbao, con 880 metros de longitud y aceras con una anchura media de 10 metros. Esta gran obra urbanística acabó con el aislamiento que las vías imponían a los populosos barrios de Rekalde y Basurto.

Actualmente, las isla de Zorrotzaurre es objeto del mayor proyecto urbanístico en marcha en la ciudad.

Parques y jardines

En paralelo, al parque por excelencia de Bilbao, el de Doña Casilda, se han sumado otros ya emblemáticos como el de Etxebarria, en el solar que antaño ocupaba la fábrica del mismo nombre, o el de Botica Vieja al borde la ría, dotados de zonas para el paseo, jardines, columpios, áreas cubiertas -una práctica en aumento-y hasta equipamiento para que los mayores hagan ejercicio al aire libre. Son muchas las nuevas áreas de esparcimiento apreciadas por los vecinos, como los parques de Sarriko, Europa, Abusu, Arane o Irala Eskurtze, entre otros. Son parques urbanos que se complementan con los forestales del Anillo Verde de Bilbao, como los de Artxanda, Monte Avril, Arnotegi, Pagasarri y Arraiz.

Vivienda, salud y educación

Todo ello es la respuesta urbanística a las exigencias del estilo de vida imperante en el siglo XXI. Pero además, el urbanismo es responsable de planificar diseños y servicios como la construcción de viviendas para descongestionar zonas de la ciudad superpobladas. Miribilla es fiel expresión de un nuevo barrio surgido para dar respuesta a estas necesidades, si bien Bilbao ha crecido también por Mina del Morro, Zorrotzgoiti, Bolueta, Lezeaga, Elorrieta...

Otra faceta del desarrollo urbanístico es la de facilitar el acceso a servicios prioritarios como el de los centros de salud y educativos. En el primer caso se han inaugurado en los últimos años los de El Karmelo, en Santutxu, y Miribilla, por ejemplo. Y en el capítulo educativo, Bilbao ha sumado aulas con el nuevo colegio público Miribilla o con la reciente ampliación de Iruarteta.

Más transporte y más limpio

La capital vizcaina ha mejorado las comunicaciones con la incorporación a la red de transporte público del metro y el tranvía. A punto de cumplirse 25 años de la inauguración del suburbano, la ampliación de la línea 3 ha constituido todo un hito en los últimos tiempos para comunicar los barrios con el centro y entre sí. Es el caso de Otxarkoaga, Matiko, Txurdinaga o Zurbaranbarri, cuyos vecinos disfrutan ya de un transporte alternativo al del autobús.

Destacable está siendo la renovación de la flota de Bilbobus con una firme apuesta por la sostenibilidad visible en los nuevos autobuses híbridos y eléctricos. De hecho, este año comenzó con el estreno de 17 autobuses más limpios, 15 híbridos y 2 eléctricos.

Sostenible también es el tranvía, que vino a reforzar la red de transporte urbano en Bilbao con las nuevas unidades de Euskotran, modernas por fuera y por dentro amplias, con el suelo de los vagones a ras de calle, evitando barreras arquitectónicas.

El tranvía atraviesa la ciudad de punta a punta, cruzando los barrios de la capital vizcaina sin ruido ni contaminación atmosférica, otro de los indicadores del progreso urbano. Sobre todo teniendo en cuenta que las ciudades son el origen del 70% de las emisiones de carbono que están aumentando el efecto invernadero a nivel internacional. Y en este cometido, Bilbao avanza para ser una ciudad sostenible y eco-amigable. Hoy, la villa puede presumir de disponer de una completa red de transporte urbano e interurbano cada vez más sostenible.

Precisamente, en septiembre, Bilbao se convirtió en la primera ciudad del mundo que ha limitado el tráfico a 30 km por hora con objeto de lograr una urbe sin ruidos ni humo.

De hecho, las ciudades y comunidades sostenibles son uno de los objetivos a alcanzar por la Organización de las Naciones Unidas para el año 2030, como recuerda la celebración de hoy.

Por último, en materia urbanística se incluye la limpieza de la ciudad, en concreto, la recogida de la basura y el destino adecuado de los desechos. Tales cuestiones son atendidas en la capital vizcaina de forma minuciosa, especialmente en estos tiempos en los que se ha de extremar la higiene para evitar la propagación del covid-19.

Los contenedores de reciclaje (plástico, papel, vidrio, residuos orgánicos, aceite usado, ropa…) forman parte del paisaje urbano para que cada bilbaino/a los tenga a mano. Además, Bilbao dispone de cuatro Bilbogarbis, Centros de Recogida Selectiva de Residuos Domésticos y Asimilables en Larraskitu, Zorrotza, Elorrieta o Artxanda, y ha ampliado los puntos de recogida móviles. Todo lo cual favorece la sostenibilidad en la ciudad.