CON el firme y apasionado apoyo de sus aitas y amas: "Oso ondo!", "Txapelduna!", "Bien hecho", numerosos niños de Leioa pudieron sentirse ayer como bomberos txikis, al realizar un circuito en el que pusieron a prueba sus destrezas e, incluso, al participar en un simulacro para apagar un incendio. Todo ello fue posible gracias a la visita de los auténticos profesionales al PIN de Kandelazubieta. Los peques se lo pasaron pipa, aunque cuesta saber si disfrutaron más ellos o sus padres -e, incluso, los propios bomberos-.

Así que ayer en el parque infantil de Navidad leioaztarra aparcaron dos camiones de bomberos y una representación de la plantilla del parque de Artaza. Los niños se montaron en los enormes vehículos, ataviados con sus pertinentes cascos y sus trajes, por supuesto; y además, llevaron a cabo distintas pruebas, como atravesar un tubo o un estrecho paso con lianas que ponían la tarea más difícil, o completar un circuito de neumáticos. Pero, uno de los momentos estrella de la jornada llegó con los simulacros de apagar fuego. Ahí sí que fliparon al coger la manguera y sofocar las llamas.

La asistencia de los bomberos al PIN de Kandelazubieta es una tradición navideña y una manera con la que acercar su trabajo a los txikis y despertar el interés por el mismo -si bien, ya tienen mucho ganado de antemano porque, ¿qué niño no quiere ser de mayor bombero?-. Pero la visita, en esta ocasión, incluyó novedades. "Otros años hemos hecho un simulacro de una desencarcelación (víctimas atrapadas), pero los más pequeños no lo entendían bien, así que este hemos decidido hacer un pequeño circuito, una pequeña yincana para que ellos puedan intervenir más. Y también unos sencillos simulacros de fuego en los que colaboran siguiendo los pasos que son necesarios dar ante un caso así, como llamar al 112, alejarse del fuego? Y luego, los propios niños, con una pequeña instalación de mangueras, lo apagan", explicó el bombero José Antonio Varela.

todo el día Es por ello que la presencia de los profesionales en el PIN se alargó más que otras veces. "La intención es que los más pequeños puedan participar. Porque lo del año pasado se quedaba corto, los mayores veían la maniobra de desencarcelación y ya. Además, el año pasado estábamos una hora y hoy (por ayer) vamos a estar todo el día, para que los más pequeños sean los que puedan pasarlo bien", señaló Varela. Y, realmente, se lo pasaron en grande. Las sonrisas y las caras de orgullo fueron las estampas más repetidas. "Lo que más les gusta es vestirse, ponerse el casco? Por eso, este año, Diputación nos ha dado ropa para los niños, que otros años no había y se iban con el casco rojo y ya está. Este año les vestimos y lo disfrutan más", apreció el bombero, que puso en valor esta iniciativa, que también se desarrolla en el PIN de Barakaldo. "Les enseñamos los medios que tenemos y cómo trabajamos. Llevamos unos cuantos años organizando estas visitas y cada vez hay más niños porque vemos las colas que se montan", agregó Varela. Quién sabe si ahí están los bomberos del futuro...