EL día D y la hora H. 8 de junio a las 9.30 horas. No para asaltar las playas de Normandía como en la Segunda Guerra Mundial como hace 75 años, si no para que un ejército pacifista tomara la costa de la única Reserva de la Biosfera de la CAV. Zero Plastiko Urdaibai tiñó de azul, el color distintivo de las camisetas repartidas por la organización, una franja de litoral peinada por tierra y mar por una legión de voluntarios -unos 2.500, más concretamente- que durante tres horas y media trabajó para sacar de la naturaleza toneladas de residuos. La buena climatología contrastó con el inestable estado de la mar, algo picada, si bien la tarea se realizó sin sobresaltos gracias a unos voluntarios que fueron los grandes protagonistas de la jornada.

El puerto de Bermeo fue un hervidero de buceadores desde bien entrada la mañana, algunos llegados incluso desde Gipuzkoa para colaborar con la jornada. Fue el caso del donostiarra Joanes Goñi, embutido en su neopreno y al que “la escasa visibilidad del fondo” complicó la tarea. “Tenemos que ser conscientes de que todo acaba en el mar”, señaló mientras colaboraba con un trío de piragüistas entre los pantalanes de la dársena bermeana. “Venimos a Bermeo a colaborar desde Gipuzkoa, sí; así como los vizcainos irían a Donostia a ayudar”, apostilló. O de David Celaá, que junto a un compañero fue depositando algunos hierros sacados del fondo de la mar. Celaá, de hecho, dio toda una clase magistral y aportó una idea. “En Francia han empezado a poner un lema en los desagües. Dice No tires nada, el mar comienza aquí. Puede ser una buena forma para concienciarnos”, afirmó, bajo la mirada del consejero Arriola y la diputada foral Unzueta. “De lo que yo trato es de poner mi granito de arena”, aseveró sobre la labor que ejerció.

A algunos kilómetros de Bermeo se ubica la playa de Laida, en Ibarrangelu, donde las familias encontraron acomodo entre la arena. Allí se apostaron Mikel Fernández e Isabel Díaz, junto a sus hijos Gabriel y Maider, llegados desde Gasteiz. Su tarea, sin embargo, servirá para una investigación que se desarrolla sobre microplásticos. Su técnica era depurada. Primero encuadrar el terreno, después coger arena y tamizarla para hallar microplásticos, que posteriormente eran arrojados a un cubo con agua. “Si se queda en la superficie, es plástico”, afirmaron. “Hemos venido no solo a pasar un buen día en Urdaibai, si no que también para concienciar a los más pequeños de casa”, indicaron. En Laida también se encontraba el equipo Genuine del Athletic -junto al presidente del club, Aitor Elizegi-, cuyos integrantes no dudaron en dar una clase magistral a los periodistas.

La jornada concluyó en Ekoetxea Urdaibai, en Busturia, con una fiesta. Un servicio de autobuses trasladó hasta allí a los voluntarios, que pudieron degustar marmitako, escuchar a los bertsolaris, participar en numerosos talleres -a cargo deAzti, URA, el barco Mater o el grupo de espeleología ADES- y crear una escultura gigante a cargo de la artista británica Lesley Yendell. Los conciertos pusieron el broche final a Zero Plastiko Urdaibai, una iniciativa que ha venido para quedarse, porque desgraciadamente la mar aún se ve invadida por el plástico.