La falta de agua corriente en las casas del siglo XIX y buena parte del XX hizo que las abuelas de aquella época, como las suyas hicieron antes, tuvieran que servirse de los lavaderos comunitarios -a los que llegaban cargadas con baldes de asas en la cabeza- para mantener limpia la ropa de sus familias y hogares. Una labor dura y exigente que muchas veces se hacía en pilonas al aire libre o situadas en recintos apenas techados en los que el viento y el frío castigaban la piel y los huesos de estas esforzadas amas de casa a las que la llegada al hogar con el balde de la ropa aún le esperaban numerosas tareas y responsabilidades. “Teníamos que bajar al lavadero a lavar con los baldes de ropa. Yo subía a casa con el balde en la cabeza. Cuando mi marido me lo bajaba, yo me quedaba tan agarrotada que no podía mover el pescuezo. Luego, que si blanqueábamos las paredes de la casa con cal, arenábamos el suelo que era de madera con arena y un estropajo y luego aclararlo con un arpillera de saco. Ir a la fuente a por agua y luego, a ver quien llevaba el balde más limpio...”.

Así se expresaba una de las mujeres mayores de Muskiz que participaron en el documental y el libro Nosotras contamos? la historia de Muskiz en los que las vecinas de esta localidad cuentan parte de la historia del municipio a través de su mirada y sus vivencias.

Murales Fue esta una propuesta de justicia social que surgió en 2012 del Área municipal de Igualdad y Derechos Humanos y que este año ha dado un paso más en el reconocimiento a estas damas del lavadero de la mano del Área de Urbanismo que está llevando a cabo la decoración del interior del lavadero de Villanueva con sendos murales que recogen instantáneas reales de mujeres en este quehacer. “Con estos murales queremos homenajear a nuestras antepasadas que acudían a diario a los lavaderos, hiciera frío o calor. Para ello y una vez recuperado el espacio físico, lo que se ha hecho es contar con la colaboración de unos artistas para hacer un mural sobre la propias paredes de la instalación en base a imágenes de las mujeres haciendo esas labores de lavado de la ropa para luego poder llevarla limpia”, señalaba el alcalde de Muskiz, Borja Liaño, quien destacó que esta actuación se ha hecho de manera transversal entre Igualdad y Urbanismo y forma parte de las actividades programadas con motivo de la celebración, el próximo 8 de marzo, del Día Internacional de la Mujer.

“Se trata de un acto de justicia, ya que la sociedad se ha compuesto siempre de hombres y mujeres, pero las mujeres y los niños y niñas hemos sido doblemente víctimas en nuestra historia, padeciendo la guerra, la post guerra y la dictadura, pero además, encasilladas en el rol de la sumisión, sin sernos reconocido nuestro lugar en la sociedad como personas de pleno derecho”, destacan desde el Área de Igualdad que este año ha puesto el acento en el reconocimiento a las cientos de mujeres lavanderas que a pesar de la dureza de su trabajo -incluso tenían que llevarse a los hijos- sabían sacarle partido a sus largas jornadas en torno a las pilonas.

“El lavadero era el lugar de los cotilleos pero también era como los informativos de hoy día, como la televisión, porque te enterabas de todo. Allí te enterabas cuando les daban una paga extraordinaria en La Naval, si habían subido los sueldos en la Babcock (que si tu marido trabajaba en la General no le subían), las huelgas... te enterabas de todo”, apuntó otra de las amamas de Muskiz que conoció el trasiego de los lavaderos como el de Villanueva en cuya inauguración -oficiada hacia 1950 por el insigne sacerdote Marcelo Gangoiti- saltaron chispas.

“El día de la inauguración, dos mujeres se liaron a tortas, la del balcón grande y otra de la parte de abajo de Villanueva, hubo fuegos artificiales”, comentaba una vecina que asistió a la inauguración del lavadero siendo una niña. Tal vez en su infancia esta señora pudo coincidir con una entonces jovencísima Dolores Ibarruri, La Pasionaria, cuya casa muskiztarra se situaba a escasos metros del recuperado lavadero de Villanueva. No obstante en estos días se podrá contemplar a la singular política gallartina en el mural donde aparecerá retratada de rodillas junto al agua.

Estos días, los muralistas Luis Olaso y Oscar Martín están dando los últimos retoques a la obra que servirá de homenaje a las lavanderas. El Área de Urbanismo tiene previsto además dotar al lavadero de un sistema de luces que se activará por presencia de modo que su visualización pueda materializarse sin luz diurna. En este caso, reseñan, ha habido suerte de dar con estas dos fotos de la zona. “Si aparecieran fotos de otros lavaderos como Pobeña, Santa Juliana, El Haya, Nesilla o Santelices, tal vez se podría extender el homenaje a las lavanderas”.