Luciano Martínez: “Amorebieta es un pueblo para enmarcar”
Cuando se cumplen 40 años de su llegada al municipio, valora muy positivamente la transformación
Amorebieta/Etxano - Por sus manos han pasado miles de alumnos. Y es que Luciano Martínez dirigió durante tres décadas el colegio público Larrea. Cuando se cumplen 40 años de su llegada al municipio, valora muy positivamente la transformación del nuevo Amorebieta.
¿Cómo definiría su municipio?
-Amorebieta es un pueblo para enmarcar donde puedes llegar a disfrutar a cada momento. Yo me sitúo en el pueblo que conocí hace cuarenta años y veo el gran progreso que ha habido.
¿Cómo era aquel Amorebieta?
-Un pueblo totalmente desestructurado que soportaba un tráfico bestial. Los barrios eran zonas alejadas y el circular por el municipio era una odisea. La vida era poco amable aquí y las carencias muy fuertes en casi todos los sentidos.
¿Y en la actualidad?
-Amorebieta ha tenido un crecimiento sostenible y sostenido respetando siempre el medio y ofrece tranquilidad para vivir. La oferta cultural, deportiva, educativa y de servicios es de muy primera fila.
¿Cuál es su mayor encanto?
-La conjunción de un pueblo unido al medio natural. Sales de casa y en todo momento estas en contacto con la naturaleza. Hay muchas zonas verdes y amplios espacios ajardinados.
Cuando quiere evadirse, ¿a qué rincón del municipio se escapa?
-Tengo un lugar especial al que voy todos los días. Es la confluencia de Zubiondo con Jauregibarria con el fondo de la iglesia unido al río que surca la zona. Es un punto donde me siento muy a gusto. A la mañana se respira tranquilidad con gente mayor y a la tarde ese mismo punto se llena de alegría con la llegada de los niños y jóvenes que han salido de clase.
¿Lo mejor de vivir aquí?
-La comunicación. Amorebieta es un municipio privilegiado. Vivir aquí supone estar cerca de todo y todos están cerca de ti. Estamos a veinte minutos de Bilbao, la costa y el aeropuerto.
Un plan perfecto para un sábado.
-A la mañana subir en bicicleta al monte Belatxikieta y disfrutar con las vistas. Después, escoger una buena terraza y dejarse llevar por la oferta gastronómica de calidad existente, y a la tarde presenciar teatro en el Zornotza Aretoa.
Defina al zornotzarra.
-Una persona abierta, acogedora y generosa. Estas tres palabras definen al vecino que he conocido yo en estos cuarenta años.
¿Y el estudiante?
-No es diferente al de Berlín o Singapur. Pienso que lo importante es tener una oferta educativa interesante que le permita desarrollar todas sus potencialidades.
¿Qué valoración hace de la educación en el municipio?
-Amorebieta tiene una oferta de gran calidad. Cuenta con cuatro centros concertados y tres centros públicos que se complementan y dan al pueblo prestigio y categoría. La educación juega un papel importante a la hora de cohesionar un pueblo.
¿Han cambiado los alumnos?
-En cuanto a concepto de alumno no veo mucha diferencia. Lo que es verdad es que los padres hoy se implican más en la educación de sus hijos y juegan un papel más protagonista.
¿Un mensaje para los estudiantes?
-Que sean críticos consigo mismos y con la realidad en la que conviven.
¿Guarda relación con antiguos alumnos?
-Mucha. La mayor satisfacción que tengo es el cariño que me transmiten cuando me cruzo con ellos por la calle y me saludan a través de una sonrisa.
¿Qué conserva el Amorebieta de hoy con el que conoció hace cuarenta años?
-La iglesia, los barrios y poco más. Lo que también conserva son las ganas de crecer y mejorar.
¿Qué propondría para comer?
-Una buena barra de pintxos. Hemos crecido mucho en esta faceta y eso se refleja en el prestigioso concurso Jan Alai que se organiza en verano.
¿A qué sabe Amorebieta?
-A dulce.
¿Y a qué huele?
-A naturaleza.
¿Con qué fiestas se queda?
-Las del Carmen.
¿Un acto que nunca se pierde?
-La tamborrada. Cuando llegué me sorprendió mucho este acto y hoy soy tamborrero. La primera vez que participé fue en el año 2000 y me emocioné profundamente.
Exdirector del colegio público Larrea de Amorebieta